BARCELONA 4 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Biomedicina de la Universitat de Barcelona (Ibub) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) han detectado en un estudio que el consumo de bebidas edulcoradas con fructosa líquida acelera la acumulación de grasas en el hígado y aparece un cuadro de hipertrigliceridemia, un factor de riesgo cardiovascular
La revista 'Molecular Nutrition and Food Research' ha publicado el trabajo que indica que el incremento que causa la fructosa en la síntesis de ácidos grasos en el hígado es "más decisivo" que el aporte externo de grasas a través de la dieta, ha informado la UB en un comunicado este viernes.
La fructosa es uno de los edulcorantes "más habituales" en la industria alimentaria que se obtiene industrialmente del jarabe de maíz, un producto derivado de esta gramínea, y se utiliza para endulzar bebidas, salsas y alimentos procesados.
Los investigadores han aclarado que los efectos descritos en el trabajo solo son observables si la fructosa se ingiere en forma líquida, ya que en el caso de las bebidas azucaradas la fructosa "se absorbe rápidamente y llega masivamente" al hígado.
La combinación de la grasa saturada de origen dietético y la inducción de la síntesis endógena de ácidos grasos es la que provoca la aparición rápida del hígado graso, que es el punto de partida de patologías "más graves" como la esteatohepatitis y la cirrosis.
Se trata de una enfermedad "prácticamente asintomática", aunque en algunos casos pueden manifestarse trastornos digestivos leves de tipo inespecífico y, aparte de llevar una dieta sana y hacer ejercicio físico, por ahora no existe ningún tratamiento farmacológico eficaz contra esta patología.