Fèlix Millet, expresidente del Palau de la Música Catalana
EUROPA PRESS
Publicado: lunes, 15 enero 2018 18:35

   La ausencia de controles permitió "idear, ejecutar y ocultar" un plan para enriquecerse con el Palau

   BARCELONA, 15 Ene. (EUROPA PRESS) -

   La Audiencia de Barcelona constata en su sentencia que los que fueron máximos responsables del Palau de la Música hasta 2009, Fèlix Millet, Jordi Montull y su hija Gemma Montull, idearon una estrategia encaminada a "disponer ilícitamente" de cuantiosos fondos del Palau para gastos particulares y otros fines ajenos por completo a los intereses propios de los entes, llegando a expoliar 23 millones de euros.

   El Palau está formado por tres entes: la Fundació Privada Orfeó Català-Palau de la Música, el Consorci del Palau de la Música y la Associació Orfeó Català, cuya dirección fue ejercida por Fèlix Millet "de forma personalísima y con un intenso cariz jerárquico".

   La sentencia constata que su segundo al mando era Jordi Montull --quien gozaba de la "absoluta confianza personal" de Millet-- y llevaba en un principio la dirección económico-financiera y contable de los tres entes, si bien, a partir de diciembre de 2003, delegó dicha función en su hija Gemma Montull, bajo su directa dependencia como directora financiera.

   Esta acumulación de cargos ejecutivos comportó que en el desarrollo de las relaciones económicas bilaterales entre los entes del Palau de la Música, las mismas personas, Fèlix Millet y Jordi Montull, estuvieran en los polos de la relación, "lo que les permitió, junto con la ausencia de controles reales o efectivos, idear, ejecutar y ocultar su plan para enriquecerse a costa de los fondos del Palau".

   En cuanto a esta ausencia de controles, la sentencia destaca que, pese a que la Asociación pudo haber solicitado y obtenido la declaración de asociación de utilidad pública --que le habría permitido disfrutar de importantes exenciones y beneficios fiscales--, nunca lo hizo porque hubiera supuesto obligaciones contables y de rendición de cuentas.

   "Estas circunstancias fueron conscientemente aprovechadas, si no provocadas, por Millet y Montull, con la necesaria colaboración de Gemma Montull, tras su entrada laboral en el Palau, para, con ánimo de obtener un ilícito enriquecimiento, desviar para sus fines o directamente apoderarse, de importantísimas sumas de dinero perteneciente a los entes que conforman la institución", afirma.

   Millet y Montull, con conocimiento de Gemma Montull, decidieron desde al menos el año 1998 e ininterrumpidamente hasta el año 2009, apoderarse de parte de los fondos de los entes del Palau de la Música retirando fondos las cuentas bancarias "mediante reintegros en ventanilla o presentación de cheques al portador, haciendo suyos dichos fondos".

   "Con la finalidad de apoderarse de fondos de la Asociación y la Fundación, Fèlix Millet y Jordi Montull configuraron un confuso entramado de cuentas bancarias en estos entes que facilitara su consumación", argumenta.

   Las disposiciones en efectivo eran llevadas a cabo bien por los propios Millet, Montull o Gemma Montull, o por algunos empleados del Palau de la Música por encargo de aquéllos, principalmente de conserjes y ordenanzas.

   Para justificar estas salidas de dinero, se hizo constar en las cuentas en concepto de incentivos o bonus, un "artificio contable" que hizo que las retribuciones formales de los tres condenados sufrieran un incremento muy significativo, y que para justificarlo ante los auditores se falsificó un certificado del secretario de la Fundación en el que constaba la vigencia de dicha cláusula de incentivos.

   Posteriormente, para ocultar estas cantidades a sociedades y evitar elevados pagos de IRPF, Millet y Montull constituyeron unas sociedades formalmente administradas por sus esposas, como Bonoima, Aysen Productions y Aurea Rusula, que simulaban servicios prestados al Palau.

DESTINO DE LOS FONDOS

   Según la sentencia, parte del dinero saqueado fue gastado en obras en las viviendas privadas de los acusados, tanto Millet como Montull y su hija, por valor de 2,5 millones de euros.

   "A fin de ocultar esta conducta a los órganos sociales de la entidad, solicitaron y acordaron con los industriales que efectuaron aquellas obras, girar a dicha entidad facturas mendaces por supuestas obras ejecutadas en los inmuebles del Palau", puntualiza.

   Para que los industriales consistieran en emitir esas facturas simuladas, Jordi Montull les indicó que tanto él, como Félix Millet, ostentaban un crédito contra el Palau de la Música y, con el abono de dichas facturas, este lo pagaba, "aunque no existía en la realidad y fue otra invención de Millet y Montull para conseguir llevar adelante sus planes predatorios".

BODAS Y VIAJES

   En el año 2000 y luego en 2002, Fèlix Millet decidió, "con el conocimiento y aquiescencia de Jordi Montull, que la mayor parte del coste de celebrar las bodas de sus hijas Clara y Laila, sería abonado por la Fundació", con cargo a los fondos de la misma, además de celebrar ambos enlaces en las instalaciones del Palau de la Música sin satisfacer alquiler alguno, argumenta la sentencia El total de fondos de la Fundació "indebidamente destinados a sufragar los ostentosos enlaces de las hijas de Fèlix Millet ascendió a 164.269,93 euros".

   Además, los acusados destinaron 778.428,85 euros del Palau a viajes familiares a destinos exóticos como México, Maldivas, Polinesia, Phuket, Kenia y El Cairo que camuflaban como viajes del coro, mantenimiento del coro y conceptos genéricos de dietas y viajes.

   Otros gastos fueron la financiación del libro de Jordi Montull '30 años de ilusiones' por 20.000 euros y el pago a políticos como Àngel Colom, a quien Millet entregó 75.000 euros para que pudiera hacer frente al pago de diversas deudas del extinto Partit per la Independència camuflándolo en un convenio de colaboración.

   Otra de las formas que Millet y Montull "idearon para enriquecerse personalmente" a costa de los fondos de las instituciones del Palau fue la de adquirir locales a través de sociedades controladas por los mismos para posteriormente venderlos a la Asociación, aprovechando la ausencia de controles sobre la misma, por un precio superior al de mercado.

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