Amorós lamenta que tiraron a un joven de una pared de dos metros y lo "apedrearon" El secretario de Igualdad, Migraciones y Ciudadanía de la Generalitat, Oriol Amorós, ha deplorado este lunes el "racismo" de las agresiones este fin de semana a un centro temporal de menores no acompañados en Castelldefels (Barcelona), que no responde a la actitud de la sociedad catalana en general, y ha asegurado que no acelerarán el traslado, previsto para este marzo. En una atención a los medios este lunes para valorar el suceso, al ser preguntado por si hubo algún incidente previo entre jóvenes del centro y vecinos, ha afirmado: "Lo que no se puede hacer nunca, porque esto es racismo, es atribuir un hecho individual a todo un grupo. Esto es la definición académica del racismo". "Lo que no es aceptable, pasara lo que pasara, es ir a un centro de protección a la infancia, entrar encapuchado con actitud agresiva, y agredir a trabajadores que están haciendo su trabajo y agredir a menores", ha señalado, y ha añadido que apedrear a un menor no tiene ninguna forma de justificación. Los servicios jurídicos de la Generalitat están analizando los hechos con el fin de denunciar ante Fiscalía, después de haberlos puesto en conocimiento de los Mossos d'Esquadra, y prevén personarse como acusación particular para proteger el interés superior del menor, como hicieron ante un ataque a un centro en Canet de Mar (Barcelona). El 'esplai' Cal Ganxo de Castelldefens es una ubicación provisional mientras se hacen las obras de otro centro, "y los hechos de este fin de semana ni acelerarán un segundo el traslado ni lo retrasarán un segundo", y se trasladarán a mediados de marzo como estaba previsto. Ha lamentado que a "un chico que estaba en una tapia sentado, lo tiraron desde dos metros de altura y, una vez en el suelo, lo apedrearon", por lo que sufrió un ataque de ansiedad y contusiones y fue trasladado al Hospital de Viladecans (Barcelona), de donde ya recibió el alta. Preguntado por si había habido algún incidente previo en este centro con los vecinos, ha señalado que "es un centro muy nuevo, con una ubicación temporal, no ha habido casi tiempo de tenerlo", y que el jueves pasado una junta local de seguridad evaluó la situación como normal. No tienen constancia de que se haya hecho detenciones, y ha dicho que, sean quienes sean los autores, "atacar un centro de menores donde viven las personas que más se tienen que proteger de la sociedad es del todo inadmisible", pero no consideran que actualmente haya una situación preocupante y lo ven un hecho puntual. Estos hechos "no responden para nada a la actitud de la sociedad" en general, y aunque es el segundo incidente que se registra tras el de Canet de Mar, son puntuales, ante los centenares centros de este tipo que hay en Catalunya --con 3.600 menores en 2018--, con una muy buena relación mayoritaria con el entorno. JÓVENES QUE ESTÁN SUFRIENDO "Muchos vecinos han tenido una actitud de acogida, de colaboración, de hacer cosas juntos, de ayudar a unos chicos que están sufriendo, que son menores" y viven una situación difícil, a los que un juez ha mandado proteger, y ha celebrado que la catalana es una sociedad acogedora que tiene historias de migración. Ha añadido que las condiciones de vigilancia y seguimiento que se hace a menores tutelados "son bastante mayores de las que suele ocurrir en una familia", ya que aunque los que tienen más de 16 años pueden salir solos, a las 20.00 horas tienen que estar en el centro para cenar. Entre 2005 y 2015 llegaban una media de 220 menores cada año, en 2016 fueron 700; en 2017, 1.800, y en 2018, han llegado 3.659: "Sería del todo ineficiente y no económico tener 3.600 plazas preparadas", por lo que se han ido haciendo en los lugares en los que se podía y bajo el criterio pedagógico, y probablemente se harán en nuevos sitios. Tras no tener presupuestos, ha señalado que afrontarán este nuevo año --en el que prevén duplicar las llegadas-- con fondos de emergencia, a falta de previsiones por parte del Gobierno central, que ha dicho que no les informa de la situación ni de si hace acuerdos internacionales: "Los responsables de los flujos migratorios parece que están silbando y mirando para otra parte". Preguntado por si les preocupa el impacto de la extrema derecha en la visión de la inmigración, ha señalado que en Catalunya en 2008 se hizo un Pacto nacional por la inmigración para hacer un tratamiento responsable: "Adaptarse a los cambios cuesta, y cuando lo que cambia es el paisaje humano, a veces puede aparecer rechazo a estos cambios, pero en este país hay un consenso político que esperemos que nadie rompa". Hay consenso en "no atribuir a colectivos enteros lo que son acciones individuales, y no presuponer valores a personas individuales a lo que son prejuicios sobre colectivos, porque eso es el racismo", y ha esperado a que el origen de las personas, su lengua o el color de su piel no incida en las valoraciones que se hagan de los sucesos.