El director Matt Reeves se mantiene fiel al relato humano de la novela
SITGES (BARCELONA), 15 (EUROPA PRESS)
El cineasta americano Matt Reeves se centra en el "horror de la adolescencia" en su particular remake de 'Déjame entrar', el filme de una niña vampiro fiel al relato de la novela con el mismo nombre, del sueco John Ajvide, y a la esencia de la película de éxito estrenada en 2008 por Tomas Alfredson.
"No quería explicar una historia de vampiros, sino el horror de la adolescencia", y "pegarme a la historia original de la novela", ha explicado el también director de 'Monstruoso', en la presentación del filme, uno de los más esperados del festival de Sitges, que se proyectará esta noche para el público.
El cineasta ha insistido en su voluntad de adaptar su "propia historia de la novela", para lo que habló con el autor, y ha puesto el acento en las dificultades del niño de 12 años, protagonista del filme que, como el propio director, debe enfrentarse a unos padres divorciándose.
"Yo pensaba que la película original era muy buena, pero al leer la novela habla sobre las dificultades de la adolescencia y como el personaje de la novela tiene que enfrentarse a unos padres divorciándose", indicaba el director en rueda de prensa.
El pequeño actor Kodi Smit-McPhee, presente en el festival, encarna a un niño solitario que sufre acoso escolar y ve como una misteriosa niña -- Chloë Grace Moretz-- se traslada a su barrio, a la vez que se producen una serie de asesinatos.
Se trata de un cuento de amor y terror, que cambia la Suecia de los años 80, por los Estados Unidos de la era de Ronald Reagan, conservando la esencia de la historia de ternura entre Owen y Abby, la niña vampiro que ayudará al chico a enfrentarse a sus enemigos de la escuela.
"Una de las cosas que amé de la novela es la empatía con los caracteres, pese a las cosas malas que hacen", ha señalado el director, que señala que sobre todo ha buscado transmitir el "lado humano" de los personajes; desde el viejo protector de la niña hasta los pequeños protagonistas.
Reeve, que no dejó a sus actores leer la novela ni ver su primer filme, ha admitido que le encantó el "toque de humanidad" que le dio Alfredson a la historia en la primera película, y ha asegurado que eso es con lo que se quedó para hacer su propia versión. El relato deja ver "cómo un vampiro puede mostrar cariño por un chico", ha exclamado el cineasta.
Y es que, pese a los atroces crímenes que comete la pequeña y su protector, existe una fuerte complicidad con el espectador, que presencia el estrechamiento de los vínculos de los protagonistas, que sólo se ven de noche y aprenden a convivir con sus diferencias.
De hecho, Owen descubre el lado más oscuro de su amiga la noche en que la lleva a un piso vacío y se dispone a entablar con ella un pacto de sangre, tras cortarse parte de un dedo. En ese momento, Abby enloquece, absorbe la sangre derramada en el suelo y reclama al niño que se vaya, para evitar abalanzarse sobre su yugular.
Tras el 'shock' del protagonista, la niña huye disparada hacia la puerta y, subida a un árbol, se desliza sobre su próxima presa: una vecina llamada Virginia que, ingresada en el hospital, arde en llamas cuando la enfermera abre la ventana. Al contrario de lo que pueda parecer, el filme culmina feliz.