BARCELONA 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Hospital Vall d'Hebron de Barcelona ha utilizado por primera vez en España una nueva intervención quirúrgica para tratar a niños afectados de malformación de Abernethy, una anomalía anatómica congénita de la vena porta que puede producir complicaciones muy graves.
Los profesionales de la Unidad de Cirugía Hepática del Servicio de Cirugía Pediátrica han podido tratar con éxito a cuatro niños, de entre dos y cuatro años, de esta malformación, ha informado el hospital este jueves en un comunicado.
Gracias a estas intervenciones, realizadas desde 2015, los niños han podido evitar someterse a un trasplante de hígado: esta malformación es una anomalía que se da en uno de cada 30.000 niños y que es frecuente en perros de raza Yorkshire
La malformación de Abernethy es una anomalía anatómica congénita que provoca que la vena porta, que transporta la sangre del intestino al hígado para su depuración, no acabe en el hígado sino en la vena cava, la principal del cuerpo.
Esto hace que se acumulen sustancias tóxicas en el organismo que pueden provocar problemas de salud graves por la acumulación de tóxicos, como retraso intelectual, tumores hepáticos que pueden derivar en tumores malignos y, en algunos casos, provocar el coma en el enfermo.
TÉCNICA
La intervención usada en Vall d'Hebron consiste en cerrar la comunicación entre la vena porta y la vena cava para que la sangre se redirija al hígado.
Sin embargo, las venas del interior del hígado, básicas para la filtración de sangre, no están desarrolladas o lo hacen de forma insuficiente al no haber recibido suficiente riego sanguíneo, por lo que en primer término la comunicación se ocluye de forma temporal y se mide la presión en las venas del intestino.
Si la presión no sube en exceso se procede a cerrarla de forma definitiva, pero si es muy alta, indicación de que la sangre no fluye bien en el hígado, se opta por hacerlo en dos etapas y evitar que la presión provoque la rotura de las venas y una hemorragia masiva.
En estos casos, la comunicación se cierra de forma parcial para favorecer el flujo de sangre y el crecimiento de las venas en el interior del hígado y, en una segunda intervención, meses después, una vez desarrolladas se procede al cierre definitivo.
El líder de la Unidad de Cirugía Hepática, Javier Bueno, ha asegurado que lo más delicado de la cirugía es cerrar la comunicación sin producir otra complicación que "también puede ser letal", la hipertensión portal.
Dos de los intervenidos presentaban niveles elevados de amonio, que puede provocar ralentización mental y retraso intelectual, y ahora han vuelto a cifras mentales, y los otros dos tenían tumores de hígado, que han disminuido el volumen, a pesar de que su evolución se verá a largo plazo.
Este tipo de intervención solo se ha realizado, además de en Vall d'Hebron, en Francia y Japón, y hasta ahora únicamente había dos alternativas para el tratamiento: introducir dispositivos para cerrar la comunicación entre las dos venas con radiología intervencionista y el trasplante de hígado.
Bueno ha apuntado que esta técnica "sustituirá al trasplante" en los casos que no se pueden tratar con radiología intervencionista, y que el trasplante solo será necesario en aquellos casos que se hayan desarrollado complicaciones muy graves como tumores malingos no tratables quirúrgicamente con la cirugía convencional.