R.Frizza, J.Camarena, D.Rancatore, M.Wagemakers y C.Álvarez
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 15 marzo 2017 13:27

La ópera cuenta con Carlos Álvarez, Leo Nucci, Antonino Siragusa y Desirée Rancatore

BARCELONA, 15 Mar. (EUROPA PRESS) -

El Gran Teatre del Liceu acoge una coproducción junto al Teatro Real de la ópera 'Rigoletto', de Giuseppe Verdi, sobre el "abuso de poder", con dirección musical de Riccardo Frizza, escénica de Monique Wagemakers y escenografía de Michael Levine, y con la interpretación de los barítonos Carlos Álvarez y Leo Nucci --en una función-- y el debut del tenor Javier Camarena.

En rueda de prensa este miércoles, la directora de escena holandesa Monique Wagemakers, ha detallado que ahonda en el poder de los poderosos, en este caso del Duque de Mántua, sobre los impotentes --el bufón Rigoletto y su hija--, lo que hace que Rigoletto se sienta muy frustrado: "Hacer de perro para entretener a alguien es terrible".

Con mucha vigencia pese a ser una pieza con más de 160 años de historia, esta producción también trata el miedo y cómo este acompaña al ser humano, porque en concreto este miedo es lo que convierte a Rigloetto en un asesino, y también incide en Gilda para acabar conduciéndola al suicidio.

Este miedo es el que hace que Rigoletto mantenga una relación abusiva con su hija y la encierre en casa porque "la quiere para sí mismo sin pensar en las necesidades de una chica de 16 años", que tiene muchas carestías, entre ellas, el no saber quien es y no conocer a su madre; por ello, Wagemakers ha subrayado que la pieza versa sobre la identidad, especialmente para Gilda.

CONFRONTACIÓN

Una de las particularidades de esta producción es que le da mucha importancia a la relación entre Gilda y Rigoletto, que es "muy confrontacional" a la hora de definir su identidad, y que se despliega en un escenario que refleja su aprisionamiento con espacios cerrados donde el duque ejerce su poder sobre las víctimas de la obra.

Basada en un drama de Víctor Hugo --'Le roi s'amuse'--, esta pieza fue censurada antes de su estreno por su crítica a la monarquía de la época, lo que comportó que el inmoral personaje concebido para el soberano se convirtiera en el Duque de Mántua, "un personaje que se divierte", mientras el resto acaban muertos o locos, todos perjudicados.

La producción cuenta con el vestuario renacentista obra de Sandy Powel, ganadora de tres Oscar, y aunque no se sitúa en una época concreta sí recuerda a la vida cortesana: "A veces hace pensar en la época actual y después retrotrae a un cuadro de Rembrandt, pero también al vestuario papal".

Frizza ha concretado que ha podido hacer "el Rigoletto que siempre había querido hacer", y ha ensalzado que Wagemakers había estudiado a fondo la obra hasta incidir en la ausencia de la relación paterno-filial, lo que ha permitido hacer funcionar la música tal y como Verdi la escribió.

Sobre su debut, Camarena ha dicho que es interesante salir de la zona de confort, ya que ha estado mucho tiempo haciendo roles de ópera bufa, y ha agregado: "Me encuentro en una situación vocal que me perMite afrontar el rol con seguridad y podré entregar cantando todo aquello que me imagino".

La soprano Désirée Rancatore, que ha cantado este rol muchas veces, ha descrito a su personaje como un ser ingenuo y volátil, pero ha defendido que no es un personaje estúpido, sino que "es una mujer con muchas ganas de vivir".

El barítono Carlos Álvarez ha dicho que en una producción tan desnuda como ésta todo recae sobre el artista; en su caso, con un papel de maltratador con una deformidad interior por el miedo y la opresión que siente del Duque sobre su persona, y ha defendido que este personaje es el fruto de una sociedad: "Hoy nos podemos encontrar a muchos Rigolettos en la sociedad actual", lo que pone de relieve que la ópera no es un mero divertimento porque alberga crítica social.

Más noticias

Leer más acerca de: