BARCELONA 26 Sep. (EUROPA PRESS) -
El escritor húngaro Imre Kertész, Premio Nobel de Literatura 2002, dialoga consigo mismo en el libro 'Dossier K.' (Acantilado), una suerte de autobiografía a dos voces en la que el novelista se cuestiona sobre su propia vida y literatura.
Durante la presentación del libro en Barcelona, el Premio Nobel aseguró que es un libro "bastante desagradable" por lo que explica, señalando que ha sido capaz de "mirar de cara al pasado y la historia". "Para mí no resultó desagradable escribir, pero algunas de las preguntas sí lo son", añadió.
En el libro, Kertész explica su paso por los campos de concentración nazi, su situación en Hungría durante la dictadura comunista, su proceso creador y qué le supuso el hecho de recibir el Premio Nobel.
Imre Kertész (Budapest, 1929) emparentó el libro con los diálogos platónicos --"Sócrates fue tan sabio que no dejó nada escrito"-- y dijo que espera no haberse dejado alguna pregunta en el tintero en un libro que no calificó de autocomplaciente consigo mismo.
El autor dijo que en el libro reprocha a la sociedad el que no sea capaz de "plantearse seriamente las preguntas existenciales" y por encontrarse "moralmente escindida y marchando en una dirección populista".
Kertész explicó que fue "un misterio" cómo llego a realizar esta "autobiografía a dos voces" en forma de entrevista, aunque él siempre tuvo claro que era "un diálogo" y se lo tomó como si escribiera una novela. Para el novelista, el diálogo era la "única forma" de explicar lo que quería y surgió de una forma "espontánea".
El novelista sostuvo que el hecho de "recibir o no el Premio Nobel es igual de absurdo" y remarcó que no hizo "nada" para obtenerlo, "solo escribir libros, cosa que seguiría haciendo igual". Para él, "tiene un lado negativo, pero también otorga ventajas".
Respecto a su mala relación con la prensa húngara, Kertész bromeó señalando que "provoqué poco" y dijo que es una situación parecida a la que vivía Thomas Bernhard con los medios de comunicación austríacos.
SUPERVIVIENTE DE AUSCHWITZ.
Superviviente del campo de concentración de Auschwitz, el novelista remarcó que no puede dar una "receta general" de cómo sobrellevar el sufrimiento de una experiencia así, y explicó que en él se produjo "un vuelco" en el que encaró la vida con optimismo.
Kertész aseguró no poder "entender" los suicidios de presos que pasaron por los campos de concentración, pero también subrayó que "demuestra la terrible influencia de los asesinos, al no poder vivir con el peso de la sentencia".
Para él, es "nebuloso" el sentimiento de culpa del superviviente de un campo de concentración, que, para él, sólo se puede producir si se ha "colaborado con la máquina totalitaria".
Imre Kertész dijo que ha vivido Auschwitz como si fuera "un absurdo" y que lo ha novelado como si de ello se tratara, aunque para él tiene una "importancia universal".
El Premio Nobel lamentó, sin embargo, que el campo de concentración de Auschwitz se haya convertido en poco más que "un parque temático montado para el turismo" y recomendó a quien vaya a Polonia a visitar Birkenau, donde "todavía se muestra algo de lo que fue y se puede observar la irracionalidad al servicio de la muerte".
El novelista no dudó en calificar a 'El largo viaje', de Jorge Semprún, como "el gran libro sobre la dictadura nazi" y que le llevó a tomar consciencia de qué pasaría tras editar su 'Sin destino'.
Cuestionado sobre si pudiera volver a darse un holocausto en Europa, dijo que cree que Europa "no ha llegado" al momento que vivió durante la tiranía nazi, pero sí que advirtió que "la vida cotidiana no ha cambiado" y "después de Auschwitz no ha surgido nada que pueda refutar Auschwitz".
Kertész esperó que hubiera pronto "paz" entre Israel y Palestina en Oriente Próximo y no quiso entrar a valorar las declaraciones del presidente iraní sobre el holocausto, porque "representa el absurdo extremista".