Puede facilitar el diálogo con el Gobierno pese a que el independentismo insistirá en la amnistía
BARCELONA, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los dirigentes independentistas encarcelados por impulsar el 1-O han obtenido este martes la concesión de los indultos parciales por parte del Tribunal Supremo (TS), con lo que saldrán de la cárcel tras más de tres años y medio encarcelados.
El entonces presidente de la ANC, Jordi Snchez, y el de mnium, Jordi Cuixart, fueron los primeros en ingresar en prisión el 16 de octubre de 2017, mientras que el líder de ERC y exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras y los exconsellers Joaquim Forn, Raül Romeva, Jordi Turull, Josep Rull, Dolors Bassa, Carles Mundó, Meritxell Borrs y Santi Vila --este último solo pasó una noche al poder pagar una fianza-- lo hicieron el 2 de noviembre.
De todos ellos, Snchez, Cuixart, Junqueras y Forn no han vuelto a salir de prisión en plena libertad, aunque sí que han pisado la calle cuando han obtenido el tercer grado y en varios permisos penitenciarios.
Dos meses después de su ingreso en prisión, el 4 de diciembre, pudieron salir Romeva, Turull, Rull, Bassa, Mundó y Borrs bajo fianza, de manera que pudieron participar en la campaña electoral de los comicios autonómicos del 21 de diciembre.
Sin embargo, el 23 de marzo de 2018 --entre las dos sesiones de investidura fallida de Turull como presidente de la Generalitat-- el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena llamó a declarar a Romeva, Rull, Bassa, Turull y a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, que había eludido la cárcel meses antes, y decretó prisión provisional incondicional sin fianza.
Después de casi dos años en prisión provisional, el 14 de octubre de 2019 fueron condenados por el Tribunal Supremo: Junqueras a 13 años de cárcel; Romeva, Turull y Bassa a 12; Forcadell a 11 y seis meses; Forn y Rull a 10 años y seis meses, y Cuixart y Snchez a 9 años.
DE RECHAZARLO A "ALIVIAR"
El primero en poner sobre la mesa la posibilidad de indultar a los presos del 1-O fue el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, durante la campaña electoral de las elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2017 y en ese momento el independentismo se mostró contrario a la medida de gracia, aunque esta posición ha ido evolucionando.
Al considerar que no habían cometido ningún delito, lo que pedían era la absolución y, una vez condenados por el Supremo, comenzaron a reivindicar la amnistía como una de las soluciones al conflicto catalán, ya que también incluiría a los dirigentes independentistas en el extranjero y a todas las personas con causas judiciales relacionadas con el 1-O, y dejaron los indultos como una "solución personal".
El preso que escenificó con mayor contundencia esta oposición a los indultos fue Junqueras, que en octubre de 2019 afirmó que "se los pueden meter por donde les quepa".
Pero a medida que el Gobierno de Pedro Sánchez ha ido avanzando en la tramitación de los indultos y esta posibilidad se ha visto más cercana, el independentismo ha ido moderando su posición y ha pasado a no oponerse frontalmente porque valoran que es una medida que puede mitigar el dolor de los encarcelados y de sus familias, aunque han insistido en no especular con este asunto para evitar dar falsas esperanzas a las personas cercanas a los presos.
El mismo Junqueras reconoció el 7 de junio en un artículo publicado en el diario Ara y La Sexta que los indultos sirven para "aliviar el conflicto, paliar el dolor de la represión y el sufrimiento de la sociedad catalana"; una afirmación que acompañó del rechazo a la vía unilateral que tachó de indeseable e inviable, lo que fue interpretado como un gesto para facilitar al Gobierno concederlos.
INFLUENCIA EN EL DIÁLOGO
Desde el ingreso a prisión de los dirigentes independentistas a finales de 2017 hasta los indultos, la situación en Catalunya ha cambiado considerablemente, aunque el proceso independentista sigue protagonizando el principal foco mediático de la agenda política catalana.
Los presos entraron en la cárcel después de los meses de más tensión del proceso independentista, con el referéndum del 1-O, la declaración de independencia y la aplicación del 155, que destituyó al Govern y dejó a Catalunya con las instituciones intervenidas durante siete meses.
En ese momento, la relación entre la Generalitat y el Gobierno de Mariano Rajoy estaba rota, pero a raíz de la llegada de Pedro Sánchez al Ejecutivo central comenzó una distensión que desde entonces ha tenido uno de sus principales obstáculos en que los impulsores del 1-O estuvieran en presidio.
Ni que los presos del 1-O siguieran en la cárcel ni las reticencias de Junts evitaron que a inicios de 2020 se constituyera la mesa de diálogo sobre el conflicto catalán pactada entre ERC y el PSOE para investir a Sánchez, pese a que solo se celebró una reunión por la pandemia del coronavirus y por la situación de interinidad del Govern tras la inhabilitación de Torra, que precisamente fue condenado por no retirar una pancarta en el Palau de la Generalitat que pedía la libertad de los presos.
Ahora, con un presidente de la Generalitat como Pere Aragons, que tiene en el diálogo como prioridad y rehuye de la unilateralidad, está por ver cómo influirá la libertad de los presos en la mesa de negociación que está previsto que se reactive próximamente.
Aunque previsiblemente ayudará a destensar la relación entre los dos ejecutivos y facilitará el diálogo, con total seguridad el Govern irá a la mesa con su propuesta de amnistía, además de la del referéndum de autodeterminación, y ERC ya ha advertido de que le gustaría que su líder, Oriol Junqueras, pudiera participar en estas reuniones.
En su conferencia el lunes en el Liceu de Barcelona, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, argumentó los indultos como un primer paso para recuperar la concordia y ha asegurado que busca sumar a su nuevo proyecto de país, basado en la convivencia, a miles de catalanes que hasta ahora han apoyado a los presos independentistas: "Sacamos materialmente a nueve personas de la cárcel, pero sumamos simbólicamente a millones y millones para la convivencia".
EXPERIENCIA EN PRISIÓN
En su paso por las diferentes cárceles en las que han estado estos años, muchos de los presos del 1-O han aprovechado para publicar libros narrando su experiencia en prisión y han tratado de visibilizar su situación de distintas formas.
Una de ellas fue la huelga de hambre que Turull, Sánchez, Forn y Rull llevaron a cabo en diciembre de 2018 durante 20 días los dos primeros y 17 los otros dos para criticar que el Tribunal Constitucional (TC) tenía bloqueados sus recursos judiciales.
En la cárcel también han vivido situaciones personales peculiares, como Cuixart, que tuvo un hijo estando en prisión, mientras que Forn y Turull han vivido desde centros penitenciarios la muerte de su madre y padre respectivamente.