BARCELONA 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Sagrada Familia se ha convertido este domingo en centro para el culto católico, tras la bula otorgada por el Papa Benedicto XVI, en una ceremonia ante más de 6.500 fieles y en el marco de su visita a Barcelona.
El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martinez Sistach, ha sido el encargado de leer la Bula de promulgación de la Iglesia de la Sagrada Familia como basílica sellada por el Papa, durante una misa que Benedicto VXI ha oficiado sobre una roca de pórfiro de 7,5 toneladas procedente de Irán.
Sistach, que ha denominado "templo santo" el edificio de Gaudí, ha querido darle solemnidad al acto y ha exhibido, manos abiertas, el papiro a todos los asistentes, que han aplaudido fervorosamente.
A pesar de que el interior de la Sagrada Familia está acabado, y tras la bendición del máximo responsable de la Iglesia Católica queda acreditada como lugar de culto, se calcula que el templo diseñado por Antoni Gaudí no estará finalizado hasta 2026.
"VENDRÁN DE TODAS PARTES"
La conversión al culto de la Sagrada Familia, el emblemático monumento modernista Patrimonio de la Humanidad, ha hecho cumplir el sueño del genial arquitecto Antoni Gaudí, católico devoto en proceso de beatificación por la Iglesia.
"Vendrán de todas partes para ver qué estamos haciendo", pronosticó Gaudí a principios del siglo XX sin prever que esta afirmación se haría realidad un 7 de noviembre de 2010.
La Sagrada Familia es la novena basílica de la capital catalana, después de la Catedral, Santa María del Mar, Basílica de la Mercè, Basílica Santa María del Pi, Sant Josep Oriol, la Concepción, Sagrado Corazón de Jesús del Tibidabo y la de Sant Just i Pastor.
La llegada de la modernidad a Barcelona --representada por la Alta Velocidad, que debe unir Barcelona con París en unas seis horas--, contrasta con el modernismo ideado por Antoni Gaudí en 1883, cuando se le encargó de la continuación de las obras del proyecto ideado por el arquitecto diocesano Francisco de Paula del Villar.
Gaudí trabajó hasta su muerte en 1926 en el diseño y construcción del templo, que ha sido expiatorio desde sus inicios --ya que está mayoritariamente construido gracias a los donativos de sus fieles--. De hecho, es uno de los monumentos más visitados de la ciudad de Barcelona y de España gracias a los más de dos millones de turistas que recibe cada año, que también contribuyen a su sustento.
Uno de los casos más emblemáticos de su encanto es el vivido por el arquitecto japonés Etsuro Sotoo, quien llegó a Barcelona en 1978 y por casualidad entró en la Sagrada Familia, decidiendo que quería trabajar en él picando su piedra "viva", según la Sagrada Familia. Su pasión fue tan grande que años después se convirtió al catolicismo, y es autor de las esculturas de los ángeles cantores y músicos de la fachada del Nacimiento, de la restauración del Claustro del Roser y de la decoración de los ventanales.
El templo, junto a La Pedrera de Gaudí --en su vertiente de arte civil--, encarna el espíritu del modernismo catalán, un movimiento arquitectónico basado en la vuelta a los ideales bucólicos refinados, pensados para aliviar la vida urbana de la burguesía catalana.
La Sagrada Familia, una de sus joyas más valiosas, tiene capacidad para 7.000 personas y 620 coristas en la nave principal, ya que el interior cuenta con una longitud de 90 metros de largo por hasta 60 de largo --en el crucero--. En su espacio, un total de 56 columnas sustentan la estructura del templo combinadas con 288 ventanales de entrada de luz.
POLÉMICA POR EL AVE
Según el trazado definitivo, el AVE llegará a Barcelona por la calle Riera Blanca y entrará en la estación de Sants, que deberá remodelarse por completo. Desde allí recorrerá el túnel bajo las calles Provença, Diagonal y Mallorca muy cerca de la Sagrada Familia, para seguir hasta la Sagrera, donde se construye una gran estación.
La definición del trazado del AVE ha pasado por numerosos avatares, sobre todo, debido a la oposición vecinal encarnada en la plataforma Ave pel Litoral, y también por parte del patronato del templo, que ha llevado sus quejas hasta la Eurocámara, la Audiencia Nacional y la Unesco, todas ellas instituciones que han avalado el proyecto.