Reivindica su amistad con Puigdemont y cree que Catalunya sería independiente sin Barcelona
BARCELONA, 1 Feb. (EUROPA PRESS) -
El exconseller Santi Vila ha celebrado el "viraje" hecho por buena parte de los dirigentes de ERC, que preside Oriol Junqueras, tras el 1-O, y que el secretario general de Junts, Jordi Snchez, admitiera y se alienara con su posición de que la convocatoria del referéndum respondía a un intento de forzar una negociación con el Estado.
Así lo recoge en el libro 'Vida plena, vida buena. Pensamiento y creatividad desde la libertad, la ética de la duda y la compasión' (Libros La Vanguardia), en que, a través de 154 páginas, propone esta receta para mirar adelante, y aprovecha para hablar de política y de los riesgos del populismo; del proceso independentista y de sus opiniones sobre diversos políticos; sobre la pandemia y sobre cuestiones como la eutanasia, el aborto y el género.
Tras recordar que el independentismo le reprobó por afirmar que los resultados del 1-O no daban legitimidad suficiente para declarar la independencia y que su convocatoria respondía a un intento de forzar una negociación con el Estado, cree que luego los republicanos han asumido y hecho públicas estas opiniones, y que así lo reiteró Junqueras en una carta apostando por el diálogo, la reconciliación y la importancia de ampliar la base.
"Confieso que su lectura me emocionó. Políticamente el gesto era realmente valiente y valioso. Admitir los errores, moralmente encomiable", destaca Vila, que cree que todos se podrían haber ahorrado dolor y lágrimas si hubieran sido más valientes, templados y si hubieran sido capaces de llamar las cosas por su nombre.
En relación al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, puede imaginarse lo que debió pensar de la carta de Junqueras "y de las lágrimas de cocodrilo de diputados, consellers y alcaldes que en 2017 le empujaron por el barranco de la DUI y que, una vez hecho el estropicio, en muchos casos reanudaron plácidamente sus vidas".
SNCHEZ: "NO PUDO SEGUIR MORDIÉNDOSE LA LENGUA"
También recuerda que las aguas de Junts se removieron después de que Jordi Snchez publicara en junio de 2021 que el 1-O se concibió más para forzar a negociar al Gobierno que para proclamar la independencia: "Supongo que ante el viraje tan brusco de ERC, Jordi Snchez no pudo seguir mordiéndose la lengua", añade.
Y cree que la mayor parte de cuadros de Junts también han seguido "esta misma ruta de rectificación", y más después de haber perdido la Presidencia de la Generalitat y la percepción pública de que ya no son los herederos del espacio centrista en Catalunya.
Vila explica que, en verano de 2017, Puigdemont y el expresidente Artur Mas citaron a todos los que eran consellers en el Palau de la Generalitat para advertirles del riesgo penal que estaban a punto de asumir y que, aunque confiaban en que el Gobierno se avendría a acordar algún tipo de consulta sobre la mejora del autogobierno, les dejaron claro que, si la propuesta de acuerdo no llegaba, se debería mantener la convocatoria del referéndum.
En julio se reunió también con ambos y les trasladó que podían confiar en él y que no le temblaría la mano a la hora de convocar el 1-O, pero les rogó que redoblaran los esfuerzos para lograr una solución acordada.
"AMISTAD" CON PUIGDEMONT
Pese a sus diferencias tras el 1-O, Vila ha reivindicado la "amistad" que le une con Puigdemont, que le gusta presumir de ella y que lo visitó en Waterloo (Bélgica) el 29 de noviembre de 2019 tras dos años sin verse, tras su dimisión el 26 de octubre de 2017.
"Se lo debía. Y yo lo necesitaba. Porque durante aquellos dos años mi sacrificio había sido grande. El suyo, ciclópeo, y además todavía dura", lamenta el exconseller, que explica que Puigdemont le advirtió de que su dimisión no sería entendida por buena parte de la opinión pública, y que así fue, pero Vila mantiene que fue la correcta.
Tras su dimisión, asegura que muchos de los que pensaban como él sólo se despidieron advirtiéndole de que "hay momentos en la vida en que es más importante equivocarte con los tuyos, que acertar y quedarte solo".
También considera que fue una lección de vida ver quién le ayudó a reunir el dinero para salir de la prisión de Estremera (50.000 euros), para pagar la multa de 60.000 euros impuesta por el Tribunal Supremo por haber convocado el 1-O y para hacer frente a los 216.000 euros de fianza por el juicio sobre los bienes de Sijena, y que más de uno le dijo que le ayudaban porque "hacerlo era la correcto" y no porque necesariamente compartieran sus ideas.
Para Vila, Catalunya hubiera podido decidir su independencia sin problema alguno si no tuviera la capital catalana: "Sin Barcelona, la independencia de Catalunya le importaría un rábano al resto de los españoles y al conjunto de terrícolas, parece bastante obvio".
PEDRO SÁNCHEZ Y PABLO IGLESIAS
Sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, detalla que cuando estaba en la oposición tenían que haberse reunido en la primavera de 2017, pero delegó el encuentro en el exministro José Luis Ábalos, y añade que no sabe si el presidente concedió los indultos a los presos independentistas "por convicción o tacticismo".
Pese a todo, considera que falta perspectiva para calibrar la dimensión histórica de Sánchez, que hasta ahora ha sido un hombre afortunado y que su vocación ha quedado acreditada en forma de resiliencia y determinación, y con su capacidad de entender y aprovechar bien las circunstancias: "Toda una lección de liderazgo político".
Es más crítico con el exvicepresidente y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, al que acusa de reencarnar, cuando fue candidato en las elecciones en la Comunidad de Madrid, "una versión actualizada de Alejandro Lerroux, aquel viejo populista que combinaba magistralmente el verbo afilado hacia los enemigos con el disfrute de los placeres burgueses propios de las élites que tanto decía aburrir".
"Idealista como es, su fracaso electoral rotundo le obligó a salir de la política por la puerta de atrás", apunta Vila, que culpa a Vox de haber encendido la mecha de dicha campaña, aunque advierte de que encadenar comentarios inmorales puede merecer reprobación política y moral, pero no necesariamente penal.
PANDEMIA
Sobre la gestión de la pandemia, ha reprochado que no se haya dejado en manos de la responsabilidad individual cuestiones como cuándo había que ponerse la mascarilla, y que en Catalunya las restricciones las decidiera el Procicat, "un órgano no sólo sometido a ningún tipo de control democrático sino incapaz ni de justificar, en una simple acta, ni un solo día, el contenido de las deliberaciones ni la fundamentación científica de los acuerdos".
"Algunos gobiernos han exhibido sin escrúpulos tics autoritarios, creyendo simplemente que las medidas podían justificarse con el apoyo de una simple mayoría parlamentaria", destaca Vila.
Además, lamenta el enfrentamiento que hubo entre la Generalitat y el Gobierno por la poca vacunación de los policías nacionales y de la Guardia Civil, y califica como impropio de su profesionalidad que el actual conseller de Salud, Josep Maria Argimon, no encontrara el tono adecuado para abordar esta situación "seguramente ligeramente infectado del virus del sectarismo inoculado de forma inevitable al estar en contacto con la política".