El auto de la Audiencia recoge que los datos "son modificables, a diferencia de una medición directa con un termopar"
BARCELONA, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
La empresa Tersa, que gestiona la incineradora de residuos ubicada en Sant Adrià de Besòs (Barcelona), alega que la planta dispone de la última tecnología en cuanto al correcto control y vigilancia de seguridad ambiental, tras conocerse que la Audiencia de Barcelona ha reabierto de la causa que investiga un presunto delito de contaminación.
La empresa pública sostiene que "la instalación cuenta con un sistema de medida en continuo y la remisión de los datos se produce en tiempo real y de forma inalterable a través de la Xarxa d'Emissions d'Atmosfèriques de Catalunya (XEAC)", en contra de lo que sostiene la coordinadora vecinal metropolitana Airenet, formada por entidades y asociaciones de Barcelona, Sant Adrià de Besòs y Badalona (Barcelona), que acusa a la compañía de usar un doble sistema y de modificar los datos que presentan ante el organismo de control.
En una rueda de prensa celebrada este martes en Barcelona, la presidenta de Airenet, Silvina Frucella, aseguró que "Tersa usaba un sistema de información presuntamente fraudulento para enmascarar las condiciones reales de trabajo de la planta", que no se corresponden a los datos presentados frente al ente de control, y que la planta en realidad quema los residuos a una temperatura más baja de la que reconoce, lo que provoca la emisión de tóxicos peligrosos para la salud.
Una acusación que Tersa niega, alegando que el sistema de medida está "debidamente calibrado y certificado por entidades externas e independientes" que aseguran que se cumplan las normativas.
La empresa añade que se ha puesto a disposición de los órganos competentes con la voluntad de continuar cooperando con las autoridades proporcionando toda la información necesaria para avalar y reiterar, textualmente, el buen funcionamiento de la planta así como el cumplimiento normativo que regula su actividad.
ANOMALÍAS EN LA TEMPERATURA
En el auto consultado por Europa Press, la Audiencia de Barcelona recoge que en las mediciones efectuadas por los peritos se hallaron "anomalías en la temperatura" usada por Tersa para incinerar los residuos.
En determinados momentos, la temperatura de incineración no llegaba a los 850 grados, "durante varios minutos a lo largo de un día" y se detectaron algunos meses con más de 1.000 minutos por debajo de la referida temperatura, la única que permite garantizar que las dioxinas y demás contaminantes, se destruyan y no pasen a la atmósfera.
En el auto se advierte de que los peritos no pudieron acceder a los registros de las temperaturas captadas directamente por los sensores, "aduciendo la empresa que sólo guardaban los registros de los últimos seis meses y tampoco les entregaron estos últimos datos, ni les permitieron hacer un volcado, sólo contrastarlos con el software de la empresa durante el período de tiempo que duró la entrada y registro".
Basándose en los informes de los peritos designados judicialmente, la Audiencia sostiene que no se puede determinar que los datos obtenidos con el algoritmo usado por Tersa son fiables, máxime cuando los peritos aclararon que "son modificables, a diferencia de una medición directa con un termopar".
Una de las peritos declaró que Tersa está "quemando a temperaturas físicamente imposibles, si estuvieran quemando bien, las emisiones saldrían bien y las temperaturas también saldrían bien", pero que por debajo de los 850 grados no se puede asegurar la destrucción de dioxinas y furanos, que son altamente cancerígenos y peligrosos para la salud de las personas.
Los peritos expresaron que las temperaturas a las que Tersa incinera los residuos "no son coherentes con los datos expresados respecto a la emisión de dioxinas y furanos", contaminantes presentes en la zona de Sant Adrià de Besòs de forma peligrosa para la salud de las personas.