Fiscalía pide 29 años de prisión para cada uno de los cuatro acusados
BARCELONA, 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las víctimas de un narcoasalto han declarado en el juicio que ha empezado este lunes en la sección 2 de la Audiencia Provincial de Barcelona contra cuatro acusados que los asaltantes "llevaban chalecos que ponían policía", luces estroboscópicas azules y que se identificaron como agentes.
La principal víctima, que ha reconocido que era el dueño de una plantación de marihuana que ocultaba en el sótano de su casa, ubicada en la urbanización de un pueblo perteneciente a Corbera de Llobregat (Barcelona), ha explicado que durante la madrugada del 15 de febrero de 2021 cuatro o cinco encapuchados, en sus palabras, accedieron a su domicilio al grito de "policía, policía, policía".
Este testigo, que fue condenado por un delito contra la salud pública por estos hechos, ha recordado que estaba durmiendo en el sofá cuando escuchó unos golpes muy fuertes en la puerta de su casa y que uno de los asaltantes, que iban encapuchados, se dirigió hacia él con una pistola.
La víctima, que ha asegurado que perdió momentáneamente el conocimiento a causa de los golpes recibidos, ha manifestado que la agarraron por el cuello, que la amenazaron de muerte y que el que portaba el arma la encañonó: "Bajé la cabeza por inercia, notaba el frío de la pistola, fue girarme y escuchar un disparo", ha manifestado a preguntas de la Fiscalía.
El testigo ha relatado que si no fuese por ese ligero movimiento "claramente" habría muerto de un disparo en la cabeza y que cuando recuperó el conocimiento descubrió que los asaltantes se habían llevado entre 300 y 400 plantas de marihuana, ya recogida, cortada, preparada y secándose, según su testimonio.
A preguntas de su abogada, la víctima ha dicho estar convencida de la relación de uno de los acusados con estos hechos porque era el único que sabía que tenía una plantación en su casa y que el mes anterior había recibido amenazas por parte de otro acusado al que le debía alrededor de 1.000 euros, motivo por el que había instalado cámaras en su vivienda y se había comprado una perra de raza rottweiler adiestrada para protegerle.
De hecho, ha insistido en que su perra aquella madrugada no ladró, lo que él atribuye a que conocía a uno de los procesados, sobre el que ha dicho que lo consideraba su amigo y que por eso le dejó al animal a su cargo durante unas vacaciones.
EL RELATO DE LAS DOS MUJERES
Durante el asalto también había dos mujeres en la casa, que también han declarado este lunes en calidad de testigos, y que se han desvinculado de la plantación de marihuana asegurando que no habían estado nunca en el sótano y que estaban allí "de visita".
La primera de ellas ha corroborado que al escuchar los primeros golpes en la puerta miraron por la ventana y vieron coches con luces azules y hombres con chalecos policiales y que se calmaron creyendo que eran agentes, hasta que cuando llegaron a la habitación en la que estaban las dos las destaparon, les pidieron que se separaban y les requisaron los teléfonos móviles y fue entonces cuando supieron que no eran policías "por el pasamontañas y por el acento".
"Se llevaron como unas mallas, como las mallas grandes para poner zapatos, algo parecido pero más grande", ha explicado una de ellas, que ha añadido que cuando se fueron los asaltantes se encontraron al dueño de la droga malherido, a lo que la otra testigo ha añadido que estaba lleno de golpes, lleno de sangre y atado de pies y manos.
LA ESTRATEGIA DE LA DEFENSA
Por su parte, las defensas han intentado convencer al tribunal de que la lesión de la víctima no estuvo provocada por el roce de una bala, que han recordado que impactó en el dintel de una puerta, sino por el cañón de la pistola al girar el acusado la cabeza, llegando a afirmar que se curó con "puntos de sutura y ya está".
También han intentado argumentar que la perra era confiada con los desconocidos, preguntando a las testigos si el animal se había mostrado agresivo en algún momento, a lo que ambas mujeres han respondido que no, que era "un amor".
También han puesto en duda el acento de los asaltantes y que entre los acusados estuviese el amigo de la víctima --uno de los procesados--, pues tendría que haber reconocido su voz, a lo que ésta ha respondido: "Como he repetido varias veces, después del disparo yo perdí la conciencia".
Por estos hechos la Fiscalía pide 29 años de prisión para cada acusado como autores de un delito de robo con intimidación en casa habitada con empleo de arma, tentativa de asesinato, pertenencia a grupo criminal, tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas.
El juicio continuará el martes con testificales y periciales y los 4 acusados declararán en último lugar, cuando se haya practicado la totalidad de la prueba, a pesar de que una de las defensas ha tratado de desmarcarse del resto y ha pedido que su defendido declarase el primer día, una petición que ha sido desestimada por la presidenta del tribunal.