Rescata del olvido al fotógrafo etnográfico Max Schmidt con la edición del libro 'Hijos de la selva'
BARCELONA, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
Viggo Mortensen ha asegurado: "Me gustan los libros y me gusta descubrir", al presentar el libro 'Hijos de la selva. La fotografía etnográfica de Max Schmidt'.
El sello del actor y editor, Perceval Press, ha editado el libro para rescatar del olvido al fotógrafo alemán, con textos de Federico Bossert y Diego Villar.
"Los libros no son una parte tan distinta. Si tienes que elegir algún medio artístico, entre pintura, actuaciones teatrales, cine o escribir poesía, yo no las separaría", ha dicho el actor en rueda de prensa en el Museu Blau de Barcelona, donde ha considerado estas expresiones como diferentes formas de interpretar la realidad.
Según ha explicado, su editorial empezó en 2002 y el nombre responde al mito del caballero legendario Perceval sentado en la mesa redonda del Rey Arturo: "Hay un momento en una de las historias donde llega a un bosque con unos compañeros y allí deciden cada uno donde tienen que ir y elegir el camino que más les interesa".
Esto explica que haya optado por rescatar a un personaje como Schmidt (1810-1901): "Es lo que me interesa como editor. Busco publicar cosas que normalmente no se publicarían, o que no se publicarían como los autores quisieran que se publicaran".
UN LIBRO "SINGULAR"
Mortensen ha defendido esta obra como un libro "singular y gran calidad de materiales", parecido a un regalo que te gusta darle a un amigo, y que además cuenta con una importante base académica, ya que él y los autores se sumergieron en la vida de Schmidt, dando como resultado un compendio de imágenes y textos de sus expediciones entre 1900 y 1935 en el Mato Grosso y Gran Chaco de Brasil y Paraguay.
Primeramente, trataron de rescatar los papeles, cuadernos y legado del etnógrafo que quedaron después de que fueran quemados por sus allegados por miedo a que fueran un foco de contagio de la lepra, enfermedad de la que éste murió.
Branislava Susnik fue quien sistematizó estos materiales --y centrará un segundo libro--, y tras constatarlo, Mortensen y su equipo vieron que esta información tenía un interés "científico, artístico y académico", ya que las fotos son increíbles y hermosas, ha comentado.
"Hicimos una selección de las fotografías. Envolví las placas de vidrio, me las llevé envueltas en un trapo a Estados Unidos como si fueran un bebé", ha relatado el actor, que después las fotografió en alta resolución digital para poderlas reproducir en el libro.
El resultado es un texto académico con un relato de aventura sobre la vida de un hombre muy especial, ha definido Mortensen, que ha asegurado que el etnógrafo logró vivir en un ambiente de paz y aceptación: "Parece un hombre feliz. Me da un poco de envidia su sencillez".
Preguntado sobre si este personaje sería susceptible de ser llevado al cine, Mortensen ha asegurado que es increíble, interesante, con un viaje lleno de golpes torpes y mala suerte, lo que hace que sean "cosas de película, es verdad que podría serlo", de modo que ha regalado este libro al director de la película 'Jauja', Lisandro Alonso, que ya está soñando en realizar algún cuento loco en Brasil, ha dicho.
"Va a tener algo que ver con la historia real, pero nunca será la historia real ni correcta sobre Schmidt, solo le va a inspirar", ha puntualizado el actor.
UN ETNÓGRAFO RENOVADOR
El coautor Diego Villar ha expresado que la visión de Schmidt fue renovadora para la época al oponerse a una mirada colonial, y ha definido al etnógrafo como un "alemán flaco y desgarbado", que sin embargo tuvo un papel fundamental en esta disciplina.
Por su parte, el coautor Federico Bossert ha explicado que el libro da a conocer 90 fotografías que se conservan en el Museo Etnográfico Andrés Barbero de Paraguay con un valor etnográfico importante que permiten tener una visión privilegiada de las condiciones de vida del Gran Chacho y Mato Grosso en la época.
Ha destacado que aquel trabajo de campo contiene no solamente un proyecto científico, sino "anhelos íntimos y personales", que se resumen en la vivencia de la soledad y la convivencia con los indígenas, todo ello de la mano de una figura quijotesca.
Por su parte, el arqueólogo Jordi Serrallonga ha defendido que se trata de un libro magnífico, y ha comentado que el Museu Blau simboliza el espíritu de trabajó que representó el fotógrafo: "Se alejó de la visión colonial de los exploradores de la época".