MADRID, 12 Oct. (CHANCE) -
Con un vestido del libanés Elie Saab y agarrada del brazo de su padre, llegaba María Colonques acaparando todas las miradas y las cámaras presentes en el día de su boda.
La novia llevaba un reluciente vestido palabra de honor, amoldado a su cuerpo de cintura para arriba, seguido de una voluminosa falda repleta de pedrería, complementada con una cola de 4 metros de largo.
Para el pelo, cuanto más sencillo más elegante: un recogido para sostener el velo, pero dejando el pelo sobre el cuello, nada de moños o recogidos altos. El pelo suelto fue una de las claves de muchas de las invitadas allí presentes.
De complementos: unos pendientes largos, una pulsera fina y un anillo, todo ello de pedrería, a juego con el vestido. Con un sencillo ramo de flores blancas la novia parecía estar cubierta de blanco y diamantes.
Todo el atuendo en conjunto hacía de María Colonque una novia de verdadero cuento de hadas.