MADRID, 20 Dic. (CHANCE) -
Tras el estreno en el festival de teatro de Mérida, Medea llega a los escenarios de la capital y podrá verse durante las navidades en el Teatro Español.
Al frente de esta mujer transgresora está Ana Belén, que vive un momento muy especial al volver a pisar el teatro en el que todo empezó. Fue en ese escenario cuando con tan solo quince años se dio cuenta de que esa quería que fuese su vida, un sueño que se ha cumplido con creces y que deja atrás más de cincuenta años de profesión. Pese al paso del tiempo, la actriz mantiene la misma pasión e inseguridad de sus inicios, tanto es así que incluso llega a preguntarse por qué la contratan.
Mientras en lo profesional es una de las artistas más consagradas de nuestro país, en lo personal la vida también le ha tratado bien. Su proyecto de vida junto al cantante Víctor Manuel cumple ya más de cuarenta años y dos hijos en común, David y Marina. Sus dos hijos han crecido viviendo el mundo de la música y la interpretación muy de cerca, siendo inevitable que hayan encontrado también en él su vocación.
CHANCE: ¿Qué significa para ti volver a este teatro?
ANA BELÉN: Estas paredes son para mí muy emocionantes, aquí he tenido la suerte de reconocerme dentro de un escenario y saber que eso que empezaba a hacer era lo que quería ser y hacer. Fue en este escenario donde decidí que quería actuar y mis padres se dieron cuenta. Aquí fue donde a mis padres les dio un poco de miedo, se acabó la niña que cantaba y hacía aquellas cosas con Fernando Rey. Mis padres vieron que era verdad, que iba enserio, para ellos fue como asomarse al abismo porque no conocían nada de esta profesión.
CH: ¿Te emociona recordar esos inicios?
AB: Sí, son muchas emociones y un aprendizaje muy importante, pase de la escuela de teatro a aquí y seguía aprendiendo de la mano de Miguel Narros, mi maestro. Cuando empecé aprendía como actriz y de la vida porque a los quince años te estás formando. Volver aquí, con este montaje y con mis compañeros después de todo lo bueno que nos ha pasado en Mérida. Se ganan muchas cosas al venir a este teatro, la más importante es la cercanía, es volver a los ensayos, a la verdad y al buscar en uno mismo. Además tenemos todos los elementos que teníamos en Mérida.
CH: ¿Qué queda de aquella niña que empezó después de tantos años?
AB: Queda la pasión que encontré aquí con el teatro. Siempre que me enfrento a un proyecto tengo la sensación de que no sé nada, se me olvida todo de una función a otra, me pregunto por qué me habrán contratado. Me sigue quedando esa sensación de que no sé nada y que conforme voy trabajando voy aprendiendo. Tengo una vocecilla por dentro que me dice que confié en mí y a veces le hago caso, pero pocas. Soy muy montaraz. Sigue quedando las ganas de mirar lo que ocurre a mi alrededor con los ojos muy abiertos. La necesidad de trabajar con otro en el escenario, no se trabajar sola, necesito estar en contacto y tocar, mirar y que me devuelvan. Me queda pasión y tesón, creo que sigo teniendo mucho tesón.
CH: Siendo madre, ¿Llegas a entender a Medea?
AB: No estamos aquí para justificarla pero sí para entenderla. Todos los sucesos que hemos leído últimamente en los medios de comunicación me hacen preguntarme por qué, por qué se llega a un acto tan tremendo. Cuando leo esas noticias siento que me faltan datos para entender esa mente y esa alma, el por qué han llegado a eso. Que yo sea madre no tiene que ver, creo que cualquier mujer u hombre que no sean padres pueden hacerse esa misma pregunta y estar horrorizados.
CH: ¿Te ha creado momentos de angustia el personaje?
AB: Sí, pero no por ser madre. Como ser humano me ha creado momentos de angustia. Cada vez que nos enfrentamos a un personaje nos preguntamos mucho sobre él, me angustia pero no me paraliza. Meto toda mi energía mientras estoy trabajando pero una vez acaba me voy a casa tranquila y no dejo que eso me afecte.
CH: ¿Crees que el teatro clásico daba más oportunidades a la mujer madura que los autores actuales?
AB: Es verdad que dentro del teatro clásico, el griego o el del siglo de oro, había muchos personajes femeninos. No todos eran estupendos pero sí es verdad que muchos hablan de mujeres potentes, que se relevan y que subvierten el orden establecido. Me dicen que en el cine es difícil encontrar papeles para mujeres de una cierta edad, pero la gente joven que está haciendo cine lo hace para gente de su generación y con actores de su generación, lo entiendo. El teatro contemporáneo también se está haciendo con autores jóvenes. Pediría que los personajes femeninos no se limitasen a ser la abuela graciosa o la esposa abnegada, esas mujeres tienen vida y entidad. Lo estamos viendo en nuestra sociedad.
CH: ¿Qué esperas de las nuevas elecciones generales?
AB: Que haya un poquito de preocupación por la cultura. Que se piense en que la cultura es muy necesaria en la sociedad. Hemos vivido unos tiempos donde se ha maltratado la cultura y espero que haya una mínima preocupación por ella.