Por Irene Díaz
Charo López regresa a la escena madrileña con "El otro lado", un texto de Ariel Dorfman en el que comparte cartel con Eusebio Lázaro y José Luis Torrijo. A sus sesenta y cinco años, la actriz vuelve a levantar el telón en Madrid con un nuevo montaje de su propia compañía teatral. Recientemente galardonada con la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, la que fuera abanderada de la belleza del cine español rueda un nuevo largometraje en Argentina bajo las órdenes de Aníbal E.Uset.
Además de una mirada que quita el hipo, Charo sigue teniendo el trabajo bien hecho por bandera. El paso de los años, que ha sabido llevar con la misma entereza y estilo que afrontó la época del destape, le ha traído libertad, un profundo conocimiento del ser humano y, en definitiva, más felicidad.Liberada de la esclavitud de ser la más bella, la actriz puede ahora mejor que nunca demostrar sus dotes interpretativas.
-¿Cual es el mensaje de "El otro lado", el nuevo montaje teatral que estrena en Madrid?
-Es una tragicomedia, hay un texto serio y transcendente que habla de la memoria histórica, la nostalgia, el dolor y el sufrimiento de perder a un hijo y otro texto en el que Ariel Dorfman ironiza sobre las consecuencias de la guerra y las absurdas decisiones que el poder toma a la hora de establecer fronteras. La obra se ríe de todas estas medidas que a pesar de no servir para nada son profundamente dolorosas, se ríe de la guerra y de los soldados. Es una obra que depende mucho del estado de ánimo del público, Ariel intenta que la gente salga con una sonrisa a pesar del profundo dolor que transmite su historia, pero no siempre encuentra el público la ironía y el sarcasmo.
-¿Impone regresar a la capital con un nuevo montaje?
-Sí, sí impone, llevamos algo más de un año de gira pero la capital siempre impone, es algo que tienen que ver con las costumbres, en Madrid la gente no va tan dispuesta al teatro como lo hace la gente de provincias, en provincias lo desean profundamente. Madrid es el examen pero eso tiene también mucho de mítico.
-¿Siente que el público la echa de menos?
-La verdad es que sí, está mal que lo diga yo pero me lo dicen todos los días. No es que haya vuelto, en realidad no me he ido nunca pero si no sales en la tele parece que no estás. Ahora trabajo más que nunca, hace tiempo que no tengo vacaciones pero el teatro es así.
-¿Qué le ha aportado crear su propia compañía?
-Seguridad y libertad, no puedo hacer lo que me da la gana pero casi. Como todo empresario dependo de los resultados y tengo que buscar textos que si bien sean serios también resulten comercialmente rentables. Disfruto mucho implicándome en cada proyecto desde el principio hasta el final, eligiendo el texto, el equipo, buscando el lugar para ensayar, decidiendo quien nos hará la ropa y demás. Me ha sentado muy bien no tener que obedecer, tanto como actriz como como persona.
-Hábleme de Levana, la mujer a la que lleva más de un año interpretando...
-Es una madre que ha perdido a un hijo, vive entre la esperanza, la seguridad, el anhelo y un profundo deseo de que vuelva. Su marido quiere olvidarlo todo y regresar a casa pero las circunstancia son otras. Tiene muchas sorpresas reservadas al espectador...
-Creo que le gusta mucho reír, ¿con qué o con quién lo hace más a menudo?
-La risa forma parte de mi naturaleza, me es fácil reírme. Lo más importante para mi ha sido siempre el trabajo. El amor, la familia y el resto de cosas están en otro lugar pero es el trabajo lo que me da la plenitud, si el trabajo está bien yo estoy bien.
-¿Nunca se ha arrepentido de darlo todo por la profesión?
-Nunca, al contrario, cuando pienso en la vida lo que más pena me da es que sea tan corta, me duele pensar que llegue un momento en el que ya no pueda trabajar. El teatro me enloquece, la televisión me gusta y el cine, a pesar de no depender en su totalidad de mi, lo disfruto igualmente.
-¿Donde encuentra la recompensa a tanto esfuerzo?
-En el trabajo bien hecho, cuando sacas adelante un buen proyecto y ves contentos a los que rodean encuentras la mayor recompensa.
-¿Qué proyectos tiene en mente para cuando baje el telón de esta función?
-Voy a compaginar la obra con el rodaje de una nueva película de Aníbal E. Uset, "Agustina-1841 (Polvo y espanto)", que voy a rodar en Tucumán y cuando acabe "El otro lado" me pondré con un nuevo proyecto maravillosos de teatro del que todavía no puedo adelantar nada.
-¿La televisión la podría tentar?
-Podría, hay muchas series en las que me gustaría estar pero no me han llamado.
-¿Cuáles son las raíces de Charo López?
-Me identifico con una educación represora de la que me liberé al llegar a la universidad, me casé muy pronto y terminé en Madrid la carrera, enseguida empecé a trabajar como profesora, dando clases de bachillerato hasta que me propusieron hacer una película. Nunca he sido una chica muy sensata y esa proposición me pareció muy adecuada.
-¿Qué le ha enseñado el paso de los años?
-He aprendido mucho, ahora me tomo las cosas de otra manera. He madurado y me enfado menos, cumplir años ayuda a conocerse, no es agradable saber que cada vez te queda menos vida pero el cambio que se produce con los años en la manera de percibir las cosas da mucha más tranquilidad y hace que merezca la pena cumplir años. Con la edad relativizas todo mucho más, he ganado tranquilidad y felicidad con el paso de los años.
-¿Se la puede seguir considerando una actriz dramática?
-Me han hecho llorar mucho de perfil, cuando era joven los directores veían en mi una mujer atormentada, me vestían siempre de negro y me hacía sufrir, siempre me pregunté por qué me veían así pero con el paso de los años perdí frescura y deje de estar tan mona para conseguir hacer comedia como una mujer mayor, ha sido la lucha en la que más esfuerzo he tenido que invertir.
-¿Abanderar la belleza del cine español tuvo alguna desventaja?
-Ninguna, ser guapa es una maravilla, te lo pasas pipa y la vida se te hace mucho más fácil. Sólo tenía en contra ser demasiado grandona pero gustaba y me era fácil seducir, con los años pierdes esa capacidad injusta de seducir que te da la belleza pero ganas en sabiduría y aprendes a conocer muy bien a la gente. Ahora tengo un buen lejos y basta, como dicen en Argentina. (Ríe)
-¿Le han decepcionado los hombres?
-No, para nada, fui muy feliz en el primero de mis dos matrimonios.
-¿Qué hay de verdad en su fama de mujer fuerte?
-No sé a lo que se refieren cuando hablan de fortaleza, si se refieren a que puedo con todo evidentemente no estoy de acuerdo, eso es una barbaridad muy grande. He vivido en una época más difícil que la actual, costaba más conseguir las cosas pero a cambio teníamos casa. (Ríe)
-¿Qué le hace sentir débil?
-Lo tremendamente insegura que soy.
-¿Cómo recuerda los años del destape?
-Me daba una vergüenza horrorosa y no quería hacer ese tipo de cine, tuve que retrasar mi entrada a la profesión para evitarlo y lo pase mal al principio pero no me gustaba aquello. Lo bueno fue que por esa época a todos los directores que no tenía la posibilidad de rodar cine se les solía contratar en televisión y por ahí se abrió un camino para mi, luego volví al cine. No me llegaba ni un sólo guión en el que no se pretendiera que me desnudara, me habían educado de una manera completamente diferente y mi carácter no era tan fuerte como para superar eso así que decidí no hacerlo y punto.
-¿Podría elegir un trabajo de todos los que ha hecho?
-Mauricia la dura en "Fortunata y Jacinta", Clara Aldán en "Los gozos y las sombras", la Nati de "La colmena".