MADRID, 28 Feb. (CHANCE) -
La visita de Chris Borwn a Barcelona no ha estado exenta de polémica. Su comportamiento durante su estancia en nuestro país no ha agradado a unos fans que estaban muy ilusionados con la primera actuación del ex de Rihanna en nuestro país.
Primero fueron los problemas en su transporte privado los que provocaron que su concierto, previsto para el jueves 25 de febrero, se retrasara un día. Posteriormente, el desplante a sus fans más incondicionales en el aeropuerto. El rapero aterrizó en El Prat en su jet privado y su equipo de seguridad desalojó a todos los admiradores que le esperaban emocionados a pesar de que eran las 4:30 de la madrugada. Tuvieron que regresar a casa decepcionados.
Desde el aeropuerto se trasladó en un Prosche blanco seguido de cuatro furgonetas con los cristales tintados al hotel Arts de Barcelona, donde se alojaban él y su equipo, al que fuentes de la organización del evento tachan de "personas muy maleducadas".
El cantante solicitó 21 habirtaciones del citado hotel de la Ciudad condal y exigió que se desactivaran las alarmas de incendio para poder fumar, a pesar de que no estuviera permitido. Chris Brown, conocido por su turbulenta relación con Rihanna no es muy amigo de las normas.
Finalmente tuvo lugar el esperadísimo concierto en la sala Sutton, una de las discotecas más exclusivas de la capital catalana. El artista llegó puntual a una sala llena de fans muy emocionados. El concierto, perfectamente organizado por el nuevo director de Sutton, Robert Massanet, duró 2 horas en las que según fuentes de la organización, Brown decepcionó al público con "directos muy distorsionados y playbacks".
El momento más animado de la actuación se produjo cuando el rapero deleitó a sus fans quitándose la camiseta. La fiesta se alargó hasta las 6 de la madrugada como estaba previsto, pero Chris Brown evitó el contacto directo con sus entregados seguidores.
Su equipo, que según fuentes de la dirección del evento es "un séquito de personas muy maleducadas, sus amigos actuando como profesionales", no dejaba a nadie acercarse a menos de 5 metros del artista, que no quiso posar en el photocall ni entrar por la puerta por la que han pasado todas las celebrities que han alegrado las noches en una de las discotecas más exclusivas de Barcelona.
Chris Brown únicamente, se paró para recoger una obra de arte que le hizo entrega el artista Mark Ríos donde se recogía una imagen de él junto a su hija Royalty. Accedió por el parking a su reservado.