MADRID, 10 Mar. (CHANCE) -
Veintisiete años después de que Glenn Close nos pusiera los pelos de punta con su Atracción fatal por Michael Douglas, Jennifer López soportará una inquietud similar en Obsesión, el thriller con el que regresa a la gran pantalla tras dos años de sequía cinematográfica.
Dedicada desde 2013 en cuerpo y alma a la música, a American Idol y a sus mellizos, la polifacética artista llegará a los cines el próximo 19 de marzo con esta cinta dirigida por Rob Cohen (Dragonheart), en la que encarna a una mujer separada y madre de un niño, que vive un apasionado y breve affaire con un joven, al que da vida el potente Ryan Guzman (Pequeñas Mentirosas). Lo que en principio parece un rollete sin importancia se transformará en una obstinación para el joven, que la acosará por activa y por pasiva, día y noche, hasta la extenuación del propio espectador.
La película llega a España precedida por las malas críticas de su estreno en Estados Unidos. Aunque la neoyorquina saborea las mieles del triunfo musical, empresarial y televisivo, se le resiste el prestigio cinematográfico. Títulos como Sangre y vino y Un romance peligroso la colocaron en la buena senda, pero desde el estreno de La Celda en 2000 solo ha recibido palos de los principales articulistas del país.
Otra cosa es la aceptación del público, que siempre ha respondido positivamente en aquellas ocasiones en las que se decantó por personajes románticos, como en Sucedió en Manhattan, Planes de boda o La madre del novio.
Siempre le quedará la pequeña pantalla, donde le espera Shades Of Blue, la ambiciosa serie de la NBC en la que compartirá cartel con Ray Liotta y Drea de Matteo. Los tres veteranos se pondrán a las órdenes del oscarizado Barry Levinson (Rain Man), que se encargará de la producción y dirección del episodio piloto. Siguiendo la estela de Julia Roberts, Nicole Kidman, Reese Witherspoon, Eva Longoria o Courteney Cox, JLo hará doblete como productora ejecutiva.