MADRID, 18 Jun. (CHANCE) -
Polémica, extravagante, grotesca, estrambótica... mucho se ha dicho la cantante Miley Cyrus pero no ha sido hasta ahora cuando hemos podido vivir en nuestro propio país el fenómeno Miley Cyrus. La cantante ha ofrecido dos conciertos en España -Barcelona y Madrid- donde prometía dar lo mejor de sí misma, y la verdad es que no ha defraudado.
Un espectáculo en mayúsculas que ponía en pie al Palau Sant Jordi el pasado viernes y al Palacio de los Deportes de Madrid ayer por la noche. Un recinto que no pudo colgar el cartel de lleno completo pero que gratificó a todos los fans de la cantante.
Miley se apoderó por completo de todo el escenario con su 1,65 de altura. La cantante se movió como nadie, una forma de hacer espectáculo que se tiene más que aprendida. Cantó todos sus temas del nuevo álbum y hubo muchas sorpresas. Dentro de su equipo de bailarines, una de ellas salió con una careta de Britney Spears, no sabremos si la amistad entre las dos cantantes está rota o era un guiño simpático a una de las antiguas "princesas del pop". El country estuvo muy presente en las casi dos horas de concierto, Miley no olvida sus raíces y en cada look estaba presente un toco de este estilo además de estar recubierto cada vestido de pedrería brillante. Y hablando de estilismo, la cantante se cambió unas diez veces de vestuario en un tiempo record.
Su espectáculo estuvo repletos de momentos muy "miley" como su paseo en todoterreno por el escenario mientras se lanzaba al público billetes que luego la artista no dudó en comer. Los fans estaban entregados y tiraban todo tipo de regalos a la artista, ella cogió todos y se los entregó a su madre en pleno concierto; pero además, los regalos que el público lanzó al escenario - como unas gafas, unas orejas de conejo, una plátano gigante y hasta un gorro de rastas- tuvieron protagonismo en el espectáculo, porque ella no dudó en probárselos todos.
SU MÁS "HOT" EN UNA CAMA
Ella es un ídolo para sus seguidores y por eso no se achante y se atreve con todos los estilos. De bailar country hasta rapear en una balada Stand by me y recordar a Lana del Rey con Summertime Sadness.
Mucho se podrá decir del espectáculo de Miley Cyrus pero lo que sin duda no se puede negar es que tiene voz. Ella ha vivido una profunda transformación pero lo que no ha perdido ha sido su aire de niñez, todo son dibujos muy coloristas además de globos y peluches que la acompañaban.
El momento más erótico de la noche llegó con una cama en la que todos tuvieron espacio. Miley era la protagonista y no paró de intercambiar cariño y amor con su elenco de bailarínes. Pero no solo ella fue la estrella, en Kiss it goodbye los protagonistas eran ellas y ellos, como en los partidos de baloncesto los besos eran los protagonistas ya fueran conocidos y desconocidos o chicos y chicas. Y Miley desapareció.
Y para el adiós triunfal ¿qué mejor que cabalgar por el cielo de Madrid sobre un perrito caliente gigante? Ella no tiene vértigo, ni miedo a las alturas. Saliendo con a lomos de su perrito gigante por una gran pantalla que ponía Exit... pero eso no fue todo.
Aún faltaba sus grandes temas Wrecking Ball y Party in the USA. El primer ella sola se hizo con todo el escenario y recordó con su estética a Kylie Minogue y su capucha brillante. Finalmente, Miley se despidió de nuestro país con fuegos artificiales y subida a una plataforma desde la que puso el broche de oro a una noche de infarto.