MADRID, 18 Feb. (CHANCE) - Ahora es un hombre de éxito, pero ha pasado por momentos en su vida muy complicados. Bradley Cooper cuenta en la revista Lecturas como ha sido su vida. El nuevamente nominado para un Óscar por su interpretación en la película El Francotirador ha confesado que ahora está viviendo uno de sus mejores momentos, pero no siempre fue así y es que en su pasado tuvo serios problemas con las drogas y el alcohol. Cuando decidió dedicarse al mundo de la interpretación, su familia se ofreció a ayudarle económicamente, pero él lo rechazó y decidió ponerse a trabajar. Su comienzo no fue nada fácil y es que solo consiguió pequeños papeles en películas sin mucho éxito como Alias, tanto es así que confiesa: "Sólo trabajaba tres días a la semana y el guión me marginaba cada vez más. Eso destrozó mi autoestima y me hizo pensar en suicidarme. Llega un punto en el que aceptas que el negocio no te quiere". Unas duras palabras con las que el actor demuestra que llegar hasta donde está le ha costado mucho esfuerzo. Su situación llegó tan lejos que incluso cuenta un episodio muy duro: "Estaba en una fiesta y golpee mi cabeza contra el suelo para hacerme el duro. La sangre caía a borbotones, pero volví a hacerlo. Me pasé la noche en el hospital esperando a que me cosieran". Tras este episodio Cooper decidió tomar cartas en el asunto y sentencia: "Si continuaba así, iba a sabotear mi vida". Cuando comenzó con un tratamiento de desintoxicación aceptó todos los papeles que le ofrecían aunque no fueran de su agrado: "Estaba haciendo películas y estaba sobrio, era yo mismo y no necesitaba colocarme". Según cuenta la revista, el actor vive con su madre desde que falleció su padre y ahora puede decir orgulloso: "He estado sobrio durante los últimos diez años y no quería meterme nada. No sabía si iba a poder, pero gracias a Dios mi cuerpo reaccionó rápido".