MADRID, 21 Feb. (CHANCE) -
En la edición de este domingo de el periódico El País encontrábamos un artículo de opinión firmado por una periodista por un día, la actriz Clara Lago, que ha tomado como armas papel y boli para denunciar a los haters de las redes sociales, declarar su odio al odio. Ciudad sin ley es el título del artículo, una frase que resume su visión de mundo virtual en el que el odio se prodiga sin límites y los ataques quedan impunes.
La actriz, que ya sembró la polémica en cuanto a su modo de llevar la fama con sus declaraciones en El hormiguero, afirma que lleva mucho tiempo reflexionando sobre este tema, que a ella le afecta de lleno. Pero ha sido el linchamiento a su pareja sentimental, Dani Rovira, tras presentar la gala de los Goya, lo que le ha llevado a dar el paso de denunciar publicamente el acoso y la violencia que sufren muchas personas a través de las redes sociales, especialmente personajes públicos.
La protagonista de Ocho apellidos vascos reflexiona sobre la simple existencia de las redes sociales, un invento que a ella le parece "demencial": Las redes sociales Qué cosa tan demencial. Hace apenas cinco años no existían y hoy parece que el friki es quien no tiene al menos dos. Pero, desgraciadamente, nadie nos ha enseñado a usarlas".
Lo que más molesta a Clara Lago de estas plataformas digitales es el hecho de que se coviertan precisamente en plataformas para prodigar el odio, y lo que es peor, el odio gratuito. "Me entristece comprobar la cantidad de gente que hay en nuestro país deseando que haya una nueva polémica para poder desprenderse de parte de su amargura lanzándosela a otro, hasta hundirlo. Da igual cuál sea el tema, da lo mismo si me importa mucho, poco o nada, porque el objetivo no es luchar por algo sino destruir. Odiar. Machacar al de al lado, para sentirme yo un poco mejor. O incluso criticar por criticar... porque, total, ¡es gratis!".
Este odio y amargura que los haters reparten por sus time line suele ir a parar a personajes públicos, mucho más expuestos que los ciudadanos de a pie. A la nominada a un Goya le enfada especialmente la impunidad de estos comentarios, es una violencia que parece que no duele y por tanto queda sin castigo. Pero sí que cala, y mucho. "El hecho de que el golpe no se dé con un bate no quiere decir que no duela. Existen muchos tipos de violencia y la que se sufre por las redes sociales es una de ellas", escribe indignada la intérprete.
Clara Lago finaliza su artículo preguntándose por las normas sociales que deberían guiar nuestro comportamiento virtual: "Yo me pregunto: ¿quién hace las normas? ¿Por qué se puede censurar una fotografía de un pezón (femenino, que no masculino) en Instagram y sin embargo se permiten este tipo de agresiones virtuales? El odio es una emoción humana tremendamente poderosa pero, precisamente por eso, hemos de ser responsables y escoger muy bien cuándo y para qué usarla. Creo que debemos aprender algo de todo esto, reflexionar y no menospreciar la influencia, el poder y el peligro de las redes sociales; porque si continúa creciendo esta falta de ética cibernética dichas plataformas terminarán convirtiéndose en la nueva ciudad sin ley".