Se cumple el centenario de la gran Lola Flores con su sueño hecho realidad

   MADRID, 21 Ene. (CHANCE) -

   Por mucho que pasen los años, el nombre de Lola Flores sigue siendo mundialmente conocido. De hecho, son muchos los jóvenes que se declaran fans de su arte y de todos los trabajos que la faraona llevó a cabo durante su trayectoria artística.

   Una mujer que tuvo claro desde bien pequeña que quería ser artista y no solo lo consiguió, sino que se convirtió en una de las mejores representantes que ha tenido nuestro país en el mundo del artisteo. Grabó más de 35 películas; interpretó rumbas, rancheras, coplas; y lo mejor de todo, fue una de las primeras en hablar sin tapujos sobre temas tabús en los medios de comunicación como la droga, la prostitución o las relaciones extramatrimoniales.

   La Faraona se casó con Antonio González, 'El Pescaílla', en 1957, después de haber protagonizado varias relaciones sentimentales que traspasaron la pantalla y que fueron bastante comentadas en los medios de comunicación. Con él tuvo a sus tres hijos: Lolita, Rosario y Antonio Flores, que heredaron el arte tanto de ella, como de él.

   Sin embargo, el cáncer le arrebató la vida el 16 de mayo de 1995 y desde entonces nos sentimos huérfanos en un mundo en el que nada es igual sin la figura de Lola. Una persona que no tenía tapujos, ni sentía vergüenza a la hora de hablar de todos los temas posibles en pantalla o ante el micrófono...

   Hace 100 años España era testigo del nacimiento de Lola y hoy, su país, la recuerda con la próxima apertura de su museo en Jerez de la Frontera, donde podremos ver escritos, vestidos y pertenencias de la propia artista. Un sueño hecho realidad que, a pesar de que ha tardado años en materializarse, sus hijas y toda la familia aplauden.

   De esta manera, hoy Lola Flores hubiese cumplido 100 años y lo hubiese hecho dando de qué hablar con alguna de esas entrevistas que ofrecía en los platós de televisión o con esos reportajes que solo ella podía hacer en las revistas de tirada nacional... ¡ay Lola, cuánto te echamos de menos!