MADRID 24 Mar. (EUROPA PRESS) -
Nadie se podría haber imaginado un encuentro así. Dos Papas que se abrazan y comparten confidencias sobre los secretos más profundos del Vaticano. Pero este momento llegó ayer 23 de marzo, cuando el Papa Francisco I se trasladó hasta Castelgandolfo para visitar a su predecesor en el cargo, el Papa emérito Benedicto XVI.
Uno de los momentos más emocionantes de este encuentro se produjo cuando Francisco I salió del helicóptero que le había trasladado hasta la actual residencia de Benedicto XVI y se fundió en un tierno abrazo con su predecesor.
Posteriormente, pudimos ver a los dos Papas rezando en el interior de la residencia papal y disfrutando de un almuerzo junto a sus secretarios personales. Además, ambos se reunieron a puerta cerrada durante 45 minutos, un tiempo en el que probablemente el tema central de su conversación giraría en torno al informe secreto que encargó Benedicto XVI sobre el caso de las filtraciones en el Vaticano, conocido como escándalo Vatileaks. El contenido de dicho informe solo ha sido desvelado al Papa Francisco.
Una de las anécdotas de este encuentro se produjo en el momento en el que ambos Papas entraron a rezar en la capilla. En aquel instante Benedicto le ofreció a Francisco el lugar de honor, un reclinatorio antes del altar que el Sumo Pontífice argentino rechazó diciendo: "Somos hermanos, rezaremos juntos".
Benedicto XVI renunció al pontificado el pasado 28 de febrero, fecha en la que se trasladó hasta Castelgandolfo, al sur de Roma mientras finalizan las obras de reestructuración en el interior de los jardines vaticanos donde vivirá tras su renuncia dedicándose a la oración.
De esta manera, y por primera vez en al menos 600 años, en el interior del Vaticano cohabitarán dos Papas, aunque Benedicto XVI ha prometido no interceder en el pontificado de Francisco I.