MADRID, 16 Feb. (CHANCE) -
María Teresa Campos y Bigote Arrocet acaban de celebrar su primer San Valentín como pareja desde que comenzaran salir el pasado verano.
La conocida presentadora y el popular humorista disfrutaron de este idílico día con una romántica cena en uno de los restaurantes de moda de la capital.
Vamos a entrar pronto en primavera y su historia de amor sigue dando de qué hablar, llenando titulares y copando portadas. Que María Teresa Campos se haya enamorado a los 73 años como una quinceañera de Bigote Arrocet es algo que interesa al público y verla sonreír tímidamente es algo que gusta a sus centenares de seguidores.
Ambos ya se habían dejado ver juntos semanas antes disfrutando de divertidas veladas; sin embargo, a nadie pareció extrañar que el humorista, quien había sido entrevistado en su programa, fuera su acompañante en los momentos de ocio.
Finalmente el romance se desvelaba durante sus vacaciones al sur de Gran Canaria. La malagueña ponía fin a una mala racha en el amor (que le duraba unos cuantos años) y Edmundo, como le gusta que le llamen, se reconciliaba con la vida tras el duro golpe que supuso la muerte de su madre y la de su esposa, Rocío, fallecida en diciembre de 2012 a causa de un cáncer.
Por eso un día como el Día de los enamorados es tan importante en casa de la Campos. Tras finalizar la presentación de su programa ¡Qué tiempo tan feliz!, María Teresa Campos regresó a su domicilio donde se dio un estupendo baño y eligió uno de sus vestidos más sugerentes para reconquistar a su chico en rojo, el color del amor.
Algunas horas después la presentadora recogía al humorista en su casa y ambos se disponían a disfrutar de su primer San Valentín juntos, sin duda una fecha muy especial que siempre guardarán en su memoria. Edmundo aparecía convertido en todo un conquistador con un elegante traje azul marino, corbata y esmoquin.
Sin embargo, al finalizar la velada, lo que se suponía que iba a ser una noche tranquila acabó en algo similar a un estreno hollywoodiense. La presentadora salía del brazo de su querido Edmundo y más de una docena de fotógrafos esperaba inmortalizar la felicidad de la pareja pero también las admiradoras de María Teresa querían su foto con ella.
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Como buena profesional, la locutora atendió a sus seguidoras pero también a la prensa, a la que se acercó para intentar calmar el ambiente. María Teresa y Edmundo acabaron riéndose como dos quinceañeros en el interior del coche que les llevaría de regreso a casa. Antes de despedirse, el humorista se atrevió a decir que la noche había ido "muy bien" con una sonrisa picarona.