MADRID, 30 Ene. (CHANCE) -
El triángulo judicial entre las familias Walker y Rodas y la marca Porsche va camino de convertirse en un galimatías. El cruce de demandas entre unos y otros no ha cesado tras la muerte de Paul Walker y Roger Rodas en accidente de tráfico en noviembre de 2013 en Santa Clarita (California). Los últimos en sumarse a las denuncias son los dos hijos del piloto y mecánico, que conducía el Porsche Carrera GT del protagonista de la saga Fast & Furious aquel fatídico día.
Los dos menores, a los que se les ha asignado un tutor legal, Stephen R. Callister, para preservar su anonimato, presentaron una demanda contra Porsche Estados Unidos y el concesionario Dr. Ing HFC Porsche por negligencia y muerte injusta, según confirmaba la revista People. Los huérfanos del hombre de 38 años exigen "daños generales no específicos y especiales, como la pérdida del amor, el compañerismo, la comodidad, la atención, la asistencia, la protección y el afecto" de su padre, además de las costas judiciales.
Aunque Rodas se encontraba al volante cuando se produjo el fatal incidente, que acabó con su vida y del intérprete de 40 años, el documento judicial afirma que el coche "perdió el control debido al defecto y el fallo de un componente de la suspensión de la rueda trasera derecha". Un requerimiento más que se suma a los realizados por la hija de Paul, Meadow, y el padre de la estrella cinematográfica de forma individual. Unas demandas que ya tuvieron su respuesta en la casa de coches que aseguró que el coche "fue mal utilizado e inadecuadamente mantenido".
Una denuncia de enero de 2015 de la familia del actor contra los Rodas dio al traste con la posibilidad de llevar a cabo una demanda conjunta. La familia Walker demandó a la del salvadoreño por poseer y no devolver la colección de coches de Paul, de la que se hacía cargo su amigo, el mecánico. Las joyas automovilísticas que reunía el artista están valoradas en 1,8 millones de dólares.