MADRID, 9 Abr. (CHANCE) -
La repentina muerte de Peaches Geldof sigue sin resolverse. La policía de Kent -localidad donde residía con su marido y sus dos hijas pequeñas, Astala y Phaedra- ha confirmado que no se han encontrado ni restos de drogas, ni ninguna nota de suicido, ni tampoco signos de violencia. Por lo tanto las incognitas sobre las causas de su "inexplicable" muerte siguen estando presentes.
Hoy miércoles se llevará a cabo la autopsia del cuerpo de Peaches en el hospital Daren Valley. Los médicos forenses intentarán dar luz a este caso y descubrir cuales han sido los motivos que han quitado la vida a la hija de Bod Geldof.
UNA VIDA MUY FAMILIAR Y ALEJADA DE LAS DROGAS
Peaches Geldof se había convertido a sus 25 años en una madre ejemplar. Alejada de los excesos y de la noche, dedicaba la mayor parte de su tiempo al cuidado de sus hijas pequeñas, de tan solo 23 y 11 meses, e incluso había comenzado a escribir en una revista de maternidad.
La joven Peaches estaba recuperando la buena relación con su padre. Esta se enfrió bastante cuando la modelo decidió casarse en Las Vegas con el rockero Max Drummey. Las cuatro semanas de noviazgo y su temprana edad -ella tenía 19 años- hicieron que Bod se opusiera por completo a este enlace. Su primer matrimonio solo duró seis meses. Después conoció al también músico Tom Cohen con quien tenía una vida relajada y familiar.
Si bien es verdad que ella misma reconoció que había tonteado con las drogas durante su adolescencia, Peaches afirmó que "nunca había sido nada salvaje". Por ese motivo, su familia se encuentra consternada con esta muerte y descartan por completo que la droga fuese la que terminase con la vida de Peaches, de la misma forma que lo hizo con su madre Paula Yates.
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