La infanta Cristina, su hija Irene y Johanna Zott, amigas y confidentes en el último partido de Pablo Urdangarin

JOHANNA ZOTT, LA INFANTA CRISTINA E IRENE URDANGARIN, AMIGAS Y CONFIDENTES EN EL ÚTIMO PARTIDO DE PABLO URDANGARIN
JOHANNA ZOTT, LA INFANTA CRISTINA E IRENE URDANGARIN, AMIGAS Y CONFIDENTES EN EL ÚTIMO PARTIDO DE PABLO URDANGARIN - EUROPA PRESS REPORTAJES
Actualizado: martes, 19 noviembre 2024 22:37

   MADRID, 19 Nov. (CHANCE) -

   Una vez más, Pablo Urdangarin ha contado con el apoyo incondicional de su familia en un nuevo partido con el Granollers en el que se enfrentaron al Zabrze obteniendo la victoria por 41 puntos a 30. En uno de los mejores momentos de su vida a nivel deportivo, pero también personal, el joven se dejó la piel en el partido ante los ojos de su pareja, Johanna Zott, que tampoco se perdió el encuentro.

   Completamente entregada y muy pendiente de cada paso que daba su hijo, la infanta Cristina demostró que también es una gran aficionada al balonmano, una afición que compartía con su ex marido y padre de sus hijos Iñaki Urdangarin. Junto a ella, también Irene disfrutó del partido de su hermano presumiendo de la gran unión que comparte con él a pesar de la distancia que les separa en su día a día. Madre e hija estuvieron muy cercanas durante todo el encuentro en el que, además de disfrutar del partido, tambien aprovecharon para charlar y compartir confidencias sobre sus vidas.

   Completamente integrada en la familia más cercana de su chico, Johanna no dudó en acercarse a su suegra y su cuñada durante el descanso del partido para intercamabiar algunas palabras con ellas. Entre risas, la Infanta y Johanna bromearon por el parecido de sus looks ya que ambas habían optado por un chaleco en color claro para la ocasión. Por su parte, Johanna también aprovechaba para charlar con Irene que estaba disfrutando del encuentro sentada junto a su hermana.

   Tras el partido, Johanna se marchaba junto a su grupo de amigas luciendo la mejor de sus sonrisas mientras que Pablo lo hacía arropado por su madre y su hermana. Derrochando naturalidad, la Infanta se situaba en el asiento trasero del coche de su hijo cediéndole el asiento del copiloto a su hija Irene.

 

 

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