MADRID, 12 Feb. (CHANCE) -
Después de más de veinte años de matrimonio y tras muchos meses esperando que llegara el momento de separar legalmente sus vidas, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín habrían puesto fin a su matrimonio hace apenas unas semanas en la más estricta intimidad y manteniéndose alejados del foco mediático. Sin duda alguna, lo más comentado era que el ex deportista tendría que decir adiós a sus escoltas, algo que podría afectar a su vida personal y a su relación con Ainoa Armentia. Si algo se ha mantenido presente durante los últimos meses son las muestras de apoyo que ha recibido Pablo Urdangarín en su faceta como jugador de balonmano. Hoy, durante el partido celebrado en el Palau D'esports de Granollers, el joven ha contado con dos personas muy importantes para él entre las gradas: su novia y su madre.
La infanta Cristina se sentaba junto a Johanna Zott y una conocida. Tuvieron la suerte de poder sentarse justo detrás del banquillo del equipo del joven, donde esperaba para salir a jugar. Durante el partido, utilizaron los palos hinchables para animar al equipo de Pablo, demostrando lo buenas animadoras que son y la buena relación que tienen entre ellas. Se unieron a ellas otro grupo de conocidos de la familia quienes, después de saludarles con dos besos, se sentaban junto a la infanta.
El partido andaba muy ajustado y, en un momento en que el público pitaba para mostrar su desacuerdo con lo que ocurría en la pisa, Johanna también mostraba su enfado mientras la infanta decía que no con la cabeza, estando de acuerdo con la novia de su hijo. Aunque, sin duda alguna, el momento más sorprendente era cuando la infanta, sin apartar la vista de la pista, jugaba con su alianza de bodas. Hacía intención de sacarse el anillo del dedo pero, finalmente, lo dejaba de nuevo en su sitio, donde ha permanecido todos estos años.
A pesar de ello, el Fraikin BM Granollers se alzaba con la victoria por tan solo un punto por encima del Helvetia Anaitasuna. Al terminar el partido, Pablo Urdangarín daba un abrazo y un beso rápido a su pareja y después, daba dos besos a su madre. Tras hablar con sus invitados del partido, se despedía de algunos de ellos antes de salir del pabellón. Como ya es tradición, Pablo Urdangarín se ponía en el asiento del conductor mientras que la infanta Cristina se colocaba en el asiento del copiloto y Johanna se colocaba en la parte de atrás del vehículo. Al pasar junto a la prensa, no desvelaba cómo se encuentra tras haber firmado el acuerdo de divorcio con Iñaki Urdangarín.
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