MADRID, 19 Jun. (CHANCE) -
Contando los días para dar el 'sí quiero' a Tamara Falcó -el próximo 8 de julio- y mientras la marquesa de Griñón continúa con su puesta a punto para su boda en la clínica Buchinger de Marbella con Isabel Preysler, Íñigo Onieva ha celebrado este fin de semana su segunda despedida de soltero.
El lugar elegido por sus amigos de la infancia para sorprender al empresario, Menorca, donde el 'novio del año' ha disfrutado de unos días tranquilos en los que no han faltado los baños en las cristalinas aguas del Mediterráneo ni los planes gastronómicos degustando algunos de los productos más típicos de la isla.
Una semana después de su primera despedida de soltero en Budapest -con sus amigos 'mediáticos', que pertenecen a la misma pandilla que Tamara- Íñigo ha vuelto a decir 'bye bye' a la soltería con un viaje que comenzó el viernes por la mañana y terminó el domingo por la noche.
Demostrando que es un hombre nuevo desde que la socialité le dio una segunda oportunidad en Nochevieja, no ha habido salidas nocturnas ni mujeres en su despedida. Tan solo relax y amigos, aprovechado para cargar pilas de cara a su inminente boda en una lujosa villa que alquilaron para la ocasión en un punto indeterminado de Menorca.
Y es que a pesar de que en esta ocasión Onieva ha compartido alguna imagen del viaje en sus redes sociales, la discreción ha vuelto a ser la tónica dominante -como en la primera que celebró en la capital de Hungría- de la despedida, de la que apenas ha trascendido ningún detalle.
De regreso en Madrid, un amable Íñigo ha revelado que se lo ha pasado "muy bien", manteniendo el misterio sobre qué ha hecho en Menorca además de disfrutar de la comida balear y de sus paradisíacas calas con sus amigos del colegio: "Todo muy bien, muchas gracias" ha asegurado. Un grupo entre los que, además de su primo Jaime Fenwick Onieva se encuentran el abogado Alex Ripoll o Guillermo Trueba, que forman parte del círculo más íntimo del futuro marqués de Griñón desde hace años y que sí han publicado en sus perfiles sociales alguna que otra imagen de la despedida, en las que se ve a la pandilla en torno a sendas mesas compartiendo confidencias antes de meterse un homenaje gastronómico.
Por delante, 19 días hasta su boda, en los que quedan por ultimar preparativos de última hora y en los que Tamara -a punto de terminar su tratamiento détox en la clínica de Marbella- está a punto de regresar a Madrid para reencontrarse con Íñigo y pasar juntos sus últimos y frenéticos días como solteros.
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