MADRID, 11 Abr. (CHANCE) -
Pletórica. No hay otra palabra para definir a la Isabel Pantoja que ya se encuentra en Madrid para ultimar los detalles de su esperado concierto este sábado 13 de abril en el Wizink Center. La tonadillera ha recuperado su vida social y su 'alegría' después de varios años marcados por el ostracismo en Cantora, y tras sus últimas salidas por Córdoba con amigas -entre las que se encuentra Mariló de la Rubia-, ha presumido de su mejor versión a su llegada a la capital.
La jornada comenzaba recibiendo a su sobrina Anabel Pantoja y a su peluquero y maquillador de confianza, Alberto Dugarte, en el hotel en el que se aloja en la exclusiva Milla de Oro madrileña para ponerse a punto para su primer compromiso en su vuelta a Madrid. Un encuentro con algunos afortunados fans, con los que se ha reunido durante varias horas en el interior del establecimiento y que, como nos han contado, salió a las mil maravillas y demostró que la artista es una mujer renovada que ha renacido como el Ave Fénix.
Lejos de descansar para la larga jornada de ensayos que le espera este jueves por delante, Isabel sorprendía saliendo a cenar a un conocido restaurante acompañada, entre otras personas de su entera confianza, por su hermano Agustín Pantoja, Anabel y su íntima amiga Cristina.
Con el pelo recogido en una coleta tirante, una inmensa sonrisa y los ojos chispeantes de felicidad -ya que en esta ocasión, raro en ella, ha prescindido de sus inseparables gafas de sol negras- la cantante de 'Marinero de luces' lució un look informal para la ocasión; leggins negros, abrigo tipo plumas ligero en azul marino y zapatillas deportivas. Relajada y reconociendo con un asentimiento de cabeza que está "nerviosa" por el concierto de este sábado, Pantoja ha hecho oídos sordos a las preguntas sobre Julián Muñoz y el cáncer "galopante" que padece el exalcalde de Marbella, sin revelar si se ha puesto en contacto con él ante este delicado trance de salud.
Tras haber disfrutado de una velada de lo más especial que se alargó hasta pasada la media noche, Isabel regresaba al hotel luciendo de nuevo la mejor de sus sonrisas y, una vez más, dejando en el aire si se ha preocupado por el que fue su pareja durante seis años y si le ha mandado un mensaje de ánimo en este momento.
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