MADRID, 2 Ago. (CHANCE) -
Todo aquel que haya conocido la trayectoria artística de Isabel Pantoja debe saber que es una mujer que se ha hecho a sí misma. Bata de cola, peineta y traje flamenco allá donde vaya. No falla. Ella es una de las pocas -por no decir la última- de una larga saga de cantantes que dejaban la piel en los escenarios y eso, no está pagado. Toda una vida cantándole a su público temas que definen su vida, entregándose a todos ellos como quien se desnuda frente al espejo. Así es y así fue, Isabel Pantoja.
Doña Ana, madre de la artista, siempre vio en ella algo diferente y un talento que había que trabajar... por eso en cuanto pudo empezó a llevarla a clases de canto para que ese arte que llevaba dentro fuera aflorando poco a poco. Y lo cierto es que no falló. Una joven que empezaba deslumbrando por los tablaos flamencos no solo por su voz, sino por su forma de bailar y de sentir el cante. Hacía vibrar y su mirada presagiaba lo mejor (o lo peor): llegaría lejos, ¿pero a qué precio?
Detrás de esa fachada de mujer interesada y ambiciosa, Isabel encontró pronto el amor de la mano de un gran torero: Paquirri. Con él, su trayectoria encima de los escenarios alcanzó cuotas inexpicables o tal vez imposibles si nunca hubiese existido ese matrimonio que tantas lágrimas le ha hecho derrochar con el paso de los años.
Se refugió en su marido y con ella, toda su familia. Juró amor eterno y también le aseguró que dejaría para siempre el mundo de la música para dedicarse en cuerpo y alma a la familia que formarían, pero el destino le tenía guardado una carta que nunca habría imaginado: la trágica muerte del torero que lo cambió todo. Para bien o para mal, la artista se convirtió en 'La viuda de España' y eso le hizo saborear el éxito de una manera insaciable.
Desde entonces, su vida ha estado marcado por luces y sombras. Momentos que han quedado guardados para siempre en nuestra memoria, varias relaciones sentimentales y problemas con la justicia que le han llevado a saborear lo peor de la vida. Merecido o sin merecer, Isabel Pantoja ha sido víctima de su ambición en todos los ámbitos y de entregarse en cuerpo y alma a todo lo que tenía alrededor.
Este 2 de agosto la tonadillera cumple 66 años en su finca, Cantora, que es el único recuerdo que queda vivo de Paquirri, pero alejada de todos aquellos que estuvieron cuando más lo necesitaba. Doña Ana, sus amigos más importantes, su hijo Kiko Rivera... la Pantoja se encuentra más sola que nunca y es ahora que, su carrera musical vuelve a despegar hacia el infinito, cuando menos personas tiene para compartir las satisfacciones que le dan todos los años que lleva encima de las tablas.
Lo único que queda patente es que Isabel se hizo a sí misma, luchó contra viento y marea para convertirse en una estrella encima de los escenarios y eso lo ha conseguido con creces. Más valorada profesionalmente fuera de España, que dentro, la cantante ha conseguido saborear en varias ocasiones el éxito con indiferencia por lo que dejaba en el camino y lo cierto, es que ya no hay marcha atrás.