MADRID, 15 Abr. (CHANCE) -
Llevar el brazo en cabestrillo no es motivo para no homenajear a la labor de los sanitarios en esta crisis provocada por el COVID-19. Muestra de ello: Joaquín Sabina.
El cantante quiso cumplir un día más con la ya instaurada tradición en tiempos de confinamiento de salir a las ocho de la tarde para aplaudir, a pesar de encontrarse aun en pleno proceso de recuperación tras el accidente que sufrió el pasado 12 de febrero en el WiZink center, al ser deslumbrado por un foco y caerse del escenario durante el concierto que ofrecía junto a Joan Manuel Serrat.
Vestido con pantalón de cuadros y camiseta de rayas, combinación que parece haber instaurado como uniforme y ha hecho suya, Sabina aplaudió con una gran sonrisa y efusión desde su balcón, al que salió acompañado de su mujer, Jimena Coronado.
La pareja mantuvo una charla distendida durante la ovación y saludó a varios vecinos que también salieron a cumplir con esta tradición, ya instaurada en estos tiempos.
Pudimos ver que Joaquín Sabina, que fue dado de alta a finales de febrero tras ser operado de un hematoma intracraneal, se encuentra visiblemente más recuperado y con buen estado de ánimo a pesar del cabestrillo de su brazo.