MADRID, 1 Jun. (CHANCE) -
Juan José Padilla recibió ayer en su casa a Bertín Osborne en una nueva entrega de Mi Casa es la Tuya, en la que el torero repasó su vida y hablo como nunca antes de la terrible cornada por la que perdió un ojo y que le marcó para el resto de su vida en 2011.
Padilla confesaba haber recibido 39 cornadas, sin embargo hay una que jamás conseguirá olvidar. "Ese fue el momento que a ti te cambia la vida", vaticinaba el presentador. Se trataba del 7 de octubre, toreaba en Zaragoza y Canal Sur grababa un programa especial en el que se grababa la reacción de sus padres desde casa al ver la corrida. "Lidia, mi mujer, siempre dice que no quiere verme torear. Lo dice por estas cosas. Es el tributo que pagamos los toreros, y que mis padres lo hayan visto, me duele más", apuntaba el jerezano.
Pero entonces Padilla recordó: "Era una tarde muy bonita. Yo pensaba 'estoy en Zaragoza, corrida televisada'. Me iba a arriesgar y tenía el presentimiento de que pasaría algo, pero no sabía que fuese a llegar a ese extremo ni a esa gravedad. El toro me derrumbó, pasó y se llevó la cara y el ojo", sentencia el torero, que confiesa: "Desde que me levanté sabía de la gravedad. Primero porque cuando me puse de pie, tuve que recoger del suelo parte de mi cara y el ojo, que se descolgó. Sabía que la visión la perdía. Pero la gravedad la vi cuando llegué a los brazos del doctor y le vi la cara. Le dije: 'Hágalo por mi mujer y mis hijos'", además había que sumar que tenía seccionada la carótida externa y no podía respirar.
"Pensaba que no viviría. Ahí fue donde me preocupé. Creía que me iba. Aparte, por la órbita salía mucho caño de sangre. Cada vez que intentaba respirar, me salía sangre por el ojo. Ver las caras de los demás era muy preocupante. Y ya no recuerdo más", asegura el torero que se sincera como nunca sobre el terrible suceso que ha marcado su vida y que le obliga a llevar un parche que hace que se le conozca cariñosamente como 'El Pirata'.
Tras varios días inconsciente en la UCI recuerda despertar y pensar: "¿Dónde estoy? ¡No estoy con San Pedro! Dios me ha dado otra oportunidad". En cuanto a la perdida de su ojo confiesa: "El ojo lo mantuve un año y pico e intentamos por todos los medios recuperar la visión, pero estaba roto el nervio óptico. Era imposible".
El oftalmólogo Luis Fernández Vega, que trató a Padilla apunta al programa: "Intentamos recuperar su vista por todos los medios. Tratamos de reconstruir el ojo, la cavidad ocular, pero era muy difícil mantenerlo en una situación anatómica correcta". Ana, la madre del torero, le confesaba a Fabiola Martínez: "La cogida fue una tragedia, lo peor que he vivido nunca. Pero peor fue cuando fui a la UCI y le vi con la cabeza rapada y todo lleno de cables... mi hijo Óscar no fue capaz de entrar. Y yo no podía ver así a mi niño".
"Sabía que la recuperación no iba a ser fácil. Tenía muchos nervios afectados. Me fallaba la boca, no podía hablar, no tenía fuerza en la lengua. Necesité mucho trabajo con médicos y con logopedas", continua Padilla, que habla de la primera vez que se miró al espejo: "No me imaginaba el monstruo que me iba a encontrar. El ojo no se me veía, estaba todo cosido, rapado, con cicatrices". "Luego, enfrentarme a la cara de mis hijos, de mi mujer, de mis padres, de mis amigos, de la gente que me quiere... eso sí que era un espejo. No entendía que ellos tuvieran que sufrir esa cornada por una profesión que he elegido yo", sentenciaba Padilla, que con el tiempo volvió a los ruedos y a torear.