MADRID, 13 Oct. (CHANCE) -
Julián Contreras parece estar en un túnel sin salida. El hijo de la desaparecida Carmina Ordóñez está pasándolo muy mal. Su reciente desahucio le ha llevado al borde de un abismo con el que lleva lidiando años.
Desesperado, el hermano de Francisco y Cayetano Rivera ha decidido abrir su corazón a Cristina Fernández en La Razón. Sin ningún tipo de tapujos, Julián le confiesa a la periodista que se encuentra en uno de los peores momentos de su vida: "Me siento en exclusión social. Llevo dos años en concurso de acreedores. Vivo con 160 euros al mes. Uno cree que esto solo le pasa a las familias desestructuradas, pero no es así. He pasado hambre, he vivido sin luz, sin agua, sin gas... Te dejan sin margen y te vas ahogando", y afirma: "Si me meten en Soto del Real, viviría mejor. Por lo menos tendría asegurada la comida".
Su desahucio y el de su padre les ha llevado a tener que guardar todos los recuerdos de una vida en maletas: "Yo ahora tengo toda mi vida en tres maletas y mi padre, en cinco. Es lo único que hemos podido salvar después de que nos echaran de la casa. El resto, mi ropa, muebles, fotos, mis libros, que son mi vida, eso está todo perdido".
Desde que me desahuciaron y no me dieron ni la prórroga de 30 días que establece la ley, cada día hemos dormido en un lugar"
Aunque él mismo negó el desahucio que hoy confirma, Julián ha decidido hablar con total libertad sobre el drama al que se enfrentan él y su padre: "Desde que me desahuciaron y no me dieron ni la prórroga de 30 días que establece la ley, cada día hemos dormido en un lugar. La primera, un amigo destinta nos dejó un sótano de su consulta. Así vamos tirando, de nosotros y de nuestras maletas".
Una enfermedad que le impide a Julián Contreras padre ser autónomo: "No puede ir solo por ahí, ni conducir, tenemos que vivir juntos, ya no solo por los problemas económicos, sino porque tiene muchas dificultades". A pesar de todas las dificultades, Julián hijo se niega a acudir a los servicios sociales porque "hay gente que tiene muchas más necesidades que nosotros".
A este futuro tan gris se suma la enfermedad de su padre, un problema de visión que lleva acarreando desde 2015: "Mi padre se está quedando ciego. Imagínese cómo se vive esto si cada noche dormimos en un sitio distinto. Lo más lesionado que tiene es la visión periférica. Si tú le pones una mesa debajo de las rodillas, sabes que se va a golpear".
Sin el apoyo de sus dos hermanos mayores, el hijo de Carmina admite que Cayetano y Francisco no saben nada de lo que le sucedía al ex de su madre: "No tienen idea de lo que ocurre con mi padre. No se lo he trasladado".