LOS ANGELES 22 Oct. (EUROPA PRESS) -
Después de meses de litigios legales y rumores sobre su ingreso en prisión, finalmente el juez ha decidido no mandar a Lindsay Lohan a la cárcel. En su lugar, la joven deberá permanecer en la clínica de desintoxicación hasta el 3 de enero y dar negativo en los controles de drogas y alcohol que se le hagan. Si lo cumple, estará libre en febrero.
El fin de la batalla legal de Lindsay Lohan está muy próximo. La actriz ha acudido a juicio este viernes para responder por las dos veces en que violó la libertad condicional que le habían impuesto, y todo apuntaba a que el juez la mandaría a prisión.
Pero la historia ha tenido un final mejor. Según informa 'TMZ', Lindsay deberá permanecer en la clínica de rehabilitación Betty Ford hasta el 3 de enero para asegurarse de que se recupera de sus adicciones, y volverá a presentarse ante el juez el 25 de febrero.
Durante el periodo de tiempo entre su salida de la clínica y el juicio, se someterá a controles periódicos de consumo de drogas y alcohol, cuyos resultados deberán ser negativos. Si cumple todas estas condiciones, conseguirá la libertad condicional sin supervisión.
En el juicio le han dejado claro a la actriz que lo que todos pretenden es que se recupere, no encerrarla sin más. "Eres una adicta, espero que lo entiendas. No quiero otro desastre", le espetó el juez, a lo que Lindsay contestó: "Lo comprendo, gracias".
La madre de la actriz, Dina, y su padre, Michael, se sentaron en lugares opuestos de la sala durante la vista. En un momento del juicio, Lindsay miró a su madre y le enseñó el brazalete SCRAM que está obligada a llevar, y que le mide cada cierto tiempo la presencia de alcohol en sangre. La joven hizo un gesto de estar cansada de llevarlo.
A la salida del juzgado, Dina Lohan ha mostrado su sorpresa por la decisión de la corte y su satisfacción al saber que su hija volverá a rehabilitación, pues estaba segura de que en esta ocasión su hija no se libraría de la cárcel.