MADRID, 11 Feb. (CHANCE) -
Mario Vargas Llosa ha regresado ya a Madrid después de que el jueves pasado ingresara en la Academia Francesa y lo ha hecho a lo grande, por la zona vip del aeropuerto, acompañado por una azafata y subiéndose a un vehículo de alta gama para dirigirse hasta su caso. Si este viernes nos quedábamos sorprendidos por la actitud chulesca y desafiante de su hija Morgana ante los medios de comunicación, lo que se ha vivido hoy en la puerta de la casa del escritor, no tiene nombre.
Llegado el vehículo en el que se encontraba Mario, los reporteros le felicitaban por su entrada en la Academia Francesa y éste, orgulloso y de lo más educado, agradecía las palabras: "muchas gracias, estoy muy feliz", pero sin embargo entraba en escena su hija Morgana, completamente desatada.
La hija del premio Nobel salía de repente de la casa de su padre y gritaba un fuerte "¡NO!" mientras que se dirigía ante las cámaras de la prensa para impedir su trabajo en las inmediaciones. Tanto es así que, ante los nervios, Morgana le quitaba la esponja a uno de los micrófonos de los periodistas y levantaba los dos brazos para que no se captasen las imágenes de su padre llegando a su casa.
Segundos más tarde, Mario entraba en su domicilio y Morgana cerraba la puerta con genio y fuerza, demostrando su mal carácter. Una situación surrealista que se ha vivido tras el especial momento que el escritor vivió esta semana en París cuando ingresaba en la Academia Francesa en compañía de toda su familia y de su amigo, el Rey Juan Carlos I.
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