MADRID, 6 Feb. (CHANCE) -
Miguel Boyer celebraba ayer su 75 cumpleaños, en casa, tranquilo, y rodeado de su familia. Desde que sufriera un ictus, hace ahora dos años, el pasado 27 de febrero de 2012, el ex político se alejó de los medios, y se centro de pleno en su recuperación.
El que fuera ministro de Felipe González sufrió un fuerte derrame que le llevó a pasar dos meses en la UCI. Su vida sin duda dio un giro de 180º. Muchas secuelas, tanto físicas como psicológicas, a las que Boyer tuvo que enfrentarse con valentía.
En seguida inició un riguroso proceso de rehabilitación en su domicilio en Puerta de Hierro. Un grupo de terapeutas especializados se encargaron ayudarle día a día, y es que tras la intervención quirúrgica, incluso comer y beber supone un gran esfuerzo.
Un terrible susto que cambió su vida radicalmente, pero del que ya se encuentra muy recuperado, gracias a su constancia y superación. Disciplinado como él sólo, Boyer no falta ni un sólo día a rehabilitación, a la que todavía acude a día de hoy. Una fuerza de voluntad admirable, que consigue con la ayuda de su esposa, Isabel Preysler, que no se ha separado de él en estos dos años.
Su otro gran apoyo ha sido siempre su hija, Ana Boyer, que sigue viviendo con ellos. La joven además, se encuentra en uno de sus mejores momentos: acaba de finalizar su carrera de Derecho y Dirección de Empresas y está trabajando en una prestigiosa firma de abogados. Además, está felizmente enamorada del tenista Fernando Verdasco, con el que mantiene una bonita relación.