MADRID, 25 May. (CHANCE) -
Triste noticia para el mundo de la cultura. Este martes en torno a las 23.00 horas conocíamos el fallecimiento de la pintora, poeta y fotógrafa Ouka Leele en un hospital madrileño a los 64 años de edad a causa de una grave enfermedad contra la que llevaba luchando un tiempo.
Convertida en una de las grandes protagonistas de la Movida madrileña de la década de los ochenta, la inolvidable artista fue representante de lo que se llamó 'posmodernidad' y arte contemporáneo. Sus restos serán trasladados al Tanatorio de San Isidro este miércoles a las 10.00 horas, y hasta allí podrán acercarse todos aquellos que deseen darle su último adiós.
Bárbara Allende Gil de Biedma, así se llamaba en realidad, cursó Bellas Artes y, tras estudiar en Photocentro de Madrid para aprender fotografía, publicó sus primeras obras en el libro 'Principio' en el año 1978. Su estilo destacó por las instantáneas en blanco y negro porque, según declaraba, no le gustaba el color, por lo que apostó por sus fotos coloreadas a la acuarela.
Inseparable de otros rostros imprescindibles de la Movida madrileña como Alaska, Alberto García-Alix, El Hortelano o Pedro Almodóvar, Ouka Leele - nombre inventado por ella misma como pequeño símbolo de rebeldía y originalidad - se convirtió rápidamente en un icono de la modernidad y sus fotografías la hicieron famosa en todo el país.
Una pasión que hizo su profesión y que le dio grandes alegrías a lo largo de su carrera, como la Medalla de Plata de la Comunidad de Madrid en el año 2012 o el Premio Nacional de Fotografía en 2005. El pasado 15 de mayo recibió la Medalla de Honor de Madrid pero, muy delicada de salud, ya no pudo estar presente en el acto.
Hace tan solo un año Ouka Leele inauguraba su última exposición, una muestra que le dedicó PhotoEspaña en el Círculo de Bellas Artes y con motivo de la cual concedió una entrevista al diario El País en la que evocó como fueron sus primeros años en la Movida madrileña. Unas palabras que ahora recuperamos para despedir a la fotógrafa más icónica de los años 80: “Éramos niños perdidos en el país de Nunca Jamás, los raros de nuestras familias, y nos entendíamos. Uno tocaba, otro pintaba, te pinchaban para hacer fotos Muy creativos, nos creíamos importantes, que hacíamos algo histórico. No estábamos en el arte por ganar dinero. Lo importante era la libertad para hacer lo que queríamos”. Y ella, sin duda, lo consiguió. Descanse en paz.