MADRID, 8 Ago. (CHANCE) -
El inesperado y repentino fallecimiento de Carlos Goyanes este miércoles a causa de un paro cardíaco a los 79 años mientras disfrutaba de sus vacaciones estivales en su residencia de Marbella ha dejado completamente desolada a su familia. Abatidas, de riguroso luto e incapaces de contener las lágrimas veíamos llegar a su viuda, Cari Lapique, y a sus dos hijas, Caritina y Carla Goyanes, al tanatorio de San Pedro de Alcántara para dar su último adiós al productor en la más estricta intimidad acompañadas por sus seres queridos.
Y como no podía ser de otro modo, han sido innumerables los amigos y rostros conocidos que han querido arropar a la familia en este durísimo trance acercándose al velatorio para asistir a la misa funeral en memoria de Carlos Goyanes. María Zurita, Ana Botella, Rafa Medina, José María García junto a su hijo Luis García Fraile, Olivia de Borbón y Julián Porras, Maribel Yébenes y su hija Myriam, o Pedro Trapote y Begoña García Vaquero.
Inés Domecq -siempre impecable y derrochando elegancia incluso en estas dolorosas circunstancias- junto a su marido Javier Martínez de Irujo, Rosauro Varo sin Amaia Salamanca, o Isabelle Junot y Álvaro Falcó, acompañados por la pareja formada por Alonso Aznar y su prometida Renata Collado, que ultiman los preparativos de su boda, que tendrá lugar a finales de año en México.
Íntima amiga de Cari, Nuria González llegaba muy afectada al tanatorio para estar al lado de la socialité tras la muerte de su marido. Un varapalo que ella sufrió hace tan solo 9 meses con el fallecimiento de Fernando Fernández-Tapias, del que todavía se recupera.
Muy cercanos a los Goyanes-Lapique, Pepe Barroso acudía al sepelio con su madre y uno de sus hijos, Felipe; y minutos después era su exmujer Mónica Silva la que hacía su aparición junto a sus hijos Jaime y Pepe Barroso Jr., y su nuera Gara Arias.
Tras una larga jornada en el tanatorio en la que las muestras de cariño fueron constantes y en las que las coronas de flores enviadas por los amigos de la familia fueron un goteo permanente, una desolada Cari Lapique, casi sin fuerzas, abandonaba la capilla ardiente junto a su hija Carla y su yerno Jorge Benguría, agradeciendo el apoyo de los medios de comunicación en este doloroso momento.
Poco después era la primogénita del empresario, Caritina, la que incapaz de coneter las lágrimas, aunque intentando dar muestras de su entereza arropada por su marido Antonio Matos y una amiga, salía del lugar tras dar el último adiós a su padre, con el que siempre presumió de una maravillosa y especial relación.