MADRID, 28 Sep. (CHANCE) -
Penélope Cruz ha vivido una de las noches más especiales de su vida. La actriz ha recibido el Premio Donostia por su larga trayectoria profesional en una gala donde todo fueron sorpresas. La actriz llegaba puntal a su cita en el Kursaal sin saber lo que le depararía esta ceremonia.
Con un impresionante vestido Chanel blanco, su marcha fetiche, Penélope acaparaba todos los flashes de la alfombra roja del Festival de San Sebastián. Una vez iniciada la gala, José Luis Rebordinos - director del Festival- presentaba por sorpresa a Bono, el cantante de U2, pues él iba a ser el encargado de entregarle el premio a la actriz.
El irlandés descendió por el patio de butacas hasta llegar al escenario y fundirse en un abrazo con Penélope Cruz. "La vida de Penélope en la pantalla me fascina porque trata del drama de la familia. Los artistas como nosotros, como yo, nos perdemos en nosotros mismos. Penélope se pierde en los demás. Por eso nos perdemos en ella", ha declarado Bono.
Tras reconocer que no se esperaba la sorpresa y declarar su amor a Bono, Cruz confesó que siempre fue "una gran soñadora". "Desde niña tuve conciencia de que soñar despierta era la mejor manera de modelar un futuro posible siempre que la suerte te acompañe en ello", ha afirmado. Sus sueños de infancia eran ser madre y actriz y después de tantos años de trabajo, su amor por la profesión "no hace más que crecer". "Este oficio te regala momentos en los que el alma vuela, necesitas desprenderte de tu ego para comprender todas esas diferentes y fascinantes vidas y entregarles a cada una de ellas toda la dignidad y respeto que merecen", ha señalado.
Además, ha expresado su "agradecimiento infinito" ante un premio que dedicó a sus padres, que siempre le brindaron su apoyo, y a los directores que han confiado en ella, entre los que citó a Pedro Almodóvar, Bigas Luna y Fernando Trueba. También se acordó de profesores como Juan Carlos Corazza o Cristina Rota y de su representante Katrina Bayonas, pero el momento más emotivo fue cuando dedicó el Premio Donostia a sus dos hijos y a su marido Javier Bardem, presente en la sala y que también estaba "incluido" en su sueño.
Antes de finalizar su discurso, ha abogado por "cuidar y proteger este hogar común que es el mundo" para dar a los niños de hoy "razones de sobra para seguir soñando", y también ha expresado su repulsa contra la violencia machista. "En lo que llevamos de año ya son 44 mujeres asesinadas por violencia de género y desde 2003, las víctimas mortales son más de mil sólo en nuestro país. ¿Cuántas serán en el mundo? Cuando una mujer encuentre la fuerza gigantesca que se necesita para contar lo que se vive en una situación así, espero que la escuchen a la primera y no cuando ya sea demasiado tarde", ha finalizado.