Los restos mortales de Carmen Sevilla abandonan el hospital. Así será el último adiós a la inolvidable artista

   MADRID, 28 Jun. (CHANCE) -

  El domingo se activaban todas las alertas, tras trascender el ingreso hospitalario de Carmen Sevilla al sufrir un empeoramiento en su estado de salud en los últimos días. La preocupación era máxima cuando el lunes el programa 'Y ahora Sonsoles' revelaba que la artista se encontraba en la planta de cuidados paliativos de la Fundación Jiménez Díaz aquejada de una neumonía. Y era el martes, a última hora de la tarde, cuando se confirmaba la peor de las noticias; la inolvidable actriz, cantante y presentadora había fallecido a los 92 años, tras más de una década retirada de la vida pública por el alzheimer que sufría desde 2009.

  Años en los que a su lado ha estado tan solo su círculo más íntimo. Su único hijo, Augusto Algueró, que siempre ha intentado mantener un perfil bajo, su familia más cercana y su mejor amigo, Moncho Ferrer, cumpliendo así con el deseo de Carmen de vivir tranquila y en la intimidad su enfermedad.

  Y así parece que será también su último adiós. Lejos de las multitudinarias capillas ardientes de algunas de las figuras más importantes de nuestro país, abiertas al público para que sus seguidores puedan acercarse a mostrar su cariño -la más reciente, la de Mari Carmen 'y sus muñecos'- la inolvidable presentadora del 'Telecupón' será despedida en la más estricta intimidad.

  Así lo ha dispuesto su hijo Augusto, que en los últimos días ha conseguido entrar y salir del hospital en el que estaba ingresada su madre sin ser visto, esquivando a las cámaras en uno de los trances más dolorosos de su vida.

  Este martes, poco después de conocer el fallecimiento de Carmen, un coche fúnebre y una furgoneta de servicios funerarios llegaba a la Fundación Jiménez Díaz para trasladar los restos mortales de la querida artista a un tanatorio que, por el momento no ha trascendido. Y es que aunque el hermetismo de su hijo dificulta cualquier tipo de información, todo apunta a que será velada tan solo por su entorno más cercano, sin medios de comunicación como testigos, y enterrada en la más absoluta intimidad.