MADRID, 11 Feb. (CHANCE) -
Tamara Gorro ha estado disfrutando de un viaje de desconexión en Estados Unidos para reponer fuerzas y regresar a casa con más ilusión posible. La querida influencer padece depresión, ella misma lo ha contado sin tapujos, y está pasando por un momento complicado, pero se despierta cada mañana con ganas de mostrar su mejor sonrisa para acaba con esta situación que ha conseguido dar visibilidad en redes sociales.
"Es la primera vez que salgo y no estoy acostumbrada" nos dice Tamara cuando la vemos en la inauguración de Bombastic, un nuevo restaurante en plaza de pedro Zerolo de Madrid propiedad de Marco Asensio, Ibai Gómez y Marcos Llorente. Quizás antipizándose a las críticas que recibirá por redes sociales, al igual que algunos comentarios fuera de lugar que tuvo cuando salió de fiesta en E.E.U.U (como si una persona que padece depresión no pudiera salir de casa, maquillarse, vestirse...).
Tamara no está bien y ella no tiene problema en decirlo: "Estoy nerviosilla, pero tengo que hacerlo, tengo que salir, maquillarme, irme con mis hijos... es que si no, qué hago", fruto de ello se lo notamos en su peso: "Me he quedado en los huesos, perdí siete y ahora he perdido nueve", aunque nosotros la seguimos viendo igual de guapa que siempre.
Le hemos preguntado por ese viaje tan necesario y nos ha confesado cómo ha sido: "Ha sido corto, peor ha significado leer, tomar el sol, hacer deporte, llorar mucho... mucho, me he desahogado, no aprendía nada, me desahogaba, mucha terapia, he reído mucho, ha sido como un conjunto de todo". Eso sí, siempre haciéndonos hincapié todo lo que ha echado de menos a su hijo.
Un viaje que, como decíamos al principio, ha servido para que respire y coja fuerzas, ya que: "No me encontré conmigo misma, ha servido para coger un poquito de aire" y recalcaba: "Lo que más podía desear ver era a mis hijos y a Ezequiel, pero una persona cuando no está bien, más con lo que tengo yo, estás inestables. Les eché de menos, pero hacía llamada veinticuatro horas".
Tamara se ha mostrado muy susceptible al hablar de Ezequiel Garay, su todavía marido a pesar de haber decidido darse un tiempo como pareja, pero no como padres de sus hijos: "No hablamos de eso, pero porque me emociono, no porque no os quiera contestar. Obvio que estamos bien, lo hemos sido, lo somos y lo seremos. Le definiría como extraordinario".
Haciendo gala de su honradez y generosidad, Tamara ha dejado claro que: "Yo no soy un ejemplo, estoy en el camino, lo he hecho para ayudar, pienso curarme. Ojalá tuviera fecha de caducidad, te lo firmaría ahora. No nos queda otra que tirar para adelante" y se ha despedido de los medios con una gran sonrisa.
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