MADRID, 17 Ago. (CHANCE) -
Tallulah Willis ha sido enviada por sus padres a un centro de rehabilitación, sobre todo para poder tratar con el trastorno que padece, además de supuestas adicciones a las drogas y el alcohol. Sin embargo, es su trastorno como decimos, lo que hace que tenga especial interés. El trastorno dismórfico corporal o también llamado "trastorno de fealdad imaginaria" es una enfermedad de tipo psiquiátrico que se manifiesta como una gran preocupación por un defecto real o imaginario de la apariencia.
Descrito por primera vez en 1891 por el italiano Enrico Morselli y conocido también como "dismorfobia", las personas que lo padecen como Tallulah, hace que perciba una imagen distorsionada de su cuerpo. No es la primera vez que la hija de Bruce willis y Demi Moore manifestaba que padecía este trastorno, del cual hace responsable a los medios de comunicación de padecerlo. Era a la edad de 13 años cuando Tallulah era diagnosticada con este trastorno.
Era para el portal StyleLikeU, donde concedía una extensa entrevista de como vivía ella este trastorno. "Me diagnosticaron dismorfia corporal cuando tenía 13 años porque estuve leyendo todos esos estúpidos periódicos que hacían que me sintiera fea. Incluso me creía antes lo que los extraños dijesen de mí que lo que me dijese la gente que realmente me aprecia. ¿Cómo iban a ser ellos honestos conmigo?", afirmaba para la cámara.
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La piel, la cara, los genitales, las arrugas, los dientes, el pecho, el trasero, cicatrices o asimetría facial incluso hasta el vello facial suelen ser las principales zonas del cuerpo en las que los que sufren dicho trastorno suelen fijarse más y donde se encuentra una mayor obsesión. Tal y como dejaba intuir Tallulah, el trastorno puede alterar la vida cotidiana en pos de un deterioro pronunciado.
Vestir de manera provocativa, usar sujetadores con relleno o perder mucho peso fueron algunas de las cosas que Tallulah hizo para verse guapa. Cosa que no era así pues producían el efecto contrario, "estaba atrapada en mi cuerpo, dejé de comer y perdí muchísimo peso, hasta quedarme en 43 kilos. Toda mi figura desapareció, junto a mis curvas o incluso mi pecho se quedaba marchitado", aseguraba.
Un trastorno que afecta a hombres y mujeres por igual y que puede estar asociado a otros trastornos alimenticios como por ejemplo la anorexia, bulimia o hasta la vigorexia.