Hasta 3.000€ para ver a Justin Bieber, ¿negocio o timo?

Actualizado: viernes, 31 marzo 2017 4:20

   MADRID, 22 Nov. (CHANCE) -

   Los precios desorbitados que se están llegando a pagar por las entradas en el mercado secundario de los dos conciertos que ofrece Justin Bieber esta semana en nuestro país, han puesto de manifiesto el problema al que se enfrentan los promotores de eventos.

   Matan Ganani, fundador y CEO de la empresa de ticketing Never Empty explica cómo millones de euros relacionados con espectáculos de primer nivel en todo el mundo están yendo a parar a bolsillos equivocados por no saber atender las necesidades del mercado.

   Hoy, martes 22 de noviembre, tendrá lugar en el Palau Sant Jordi de Barcelona el concierto de Justin Bieber; el día siguiente, el cantante canadiense se dará cita con sus fans en el Palacio de los Deportes de Madrid. Las entradas ofrecidas por los promotores de estos dos conciertos se agotaron de forma rápida tras su puesta a la venta en los canales oficiales. Muchas de ellas fueron ofertadas en plataformas del mercado secundario para su posterior reventa.

   Algo parecido ocurrió con la gira de Selena Gómez, expareja de Justin Bieber, que tenía previsto su concierto para el pasado 14 de noviembre en Madrid, pero que finalmente tuvo que cancelar su gira Revival Tour en Europa, dejando, así, a miles de sus fans con una entrada adquirida, en gran parte, en el mercado secundario con la consecuencia de no saber si les reembolsaran el dinero de la misma.

   Estas empresas, dedicadas a conectar vendedores con compradores de entradas, están alcanzando en el mercado unas cifras de facturación astronómicas gracias a las transacciones que llegan a superar, en promedio, más de un 1000% el precio oficial de las entradas.

   En los últimos años son muchos los promotores y organizadores de eventos que ponen el grito en el cielo al ver que, por un lado, dejan de percibir cientos de miles de Euros que terminan en la reventa y, por otro, son testigos del inconformismo de muchos de sus fans que ven imposible el adquirir entradas a esos precios.

   En estos días previos a los conciertos de Bieber, se ha podido comprobar que el ticket más caro, que rondaba los 90€, en algunos casos se ofertó hasta por 3.000€. Un precio que convierte las entradas en una mina de oro para los revendedores y los canales de reventa, y un imposible para muchos fans.

¿QUÉ SOLUCIÓN EXISTE ANTE ESTE PROBLEMA?

   Acabar con el mercado secundario de entradas es algo que a primera vista parece imposible, si tenemos en cuenta el vacío legal y las dinámicas de este mercado. No en vano, canales primarios de renombre como Ticketmaster, han creado sus propios canales de venta secundaria al evidenciar los claros beneficios económicos que trae.

   Por ello, expertos como Matan Ganani, CEO de Never Empty, aseguran que “las ventas del mercado secundario evidencian que el precio real de las entradas no es el que establecen los dueños de los eventos”. De modo similar a lo que ocurre en cualquier mercado, las entradas responden a la oferta y la demanda, con lo cual, un evento como el concierto de Justin Bieber genera tal nivel de interés que la gente está dispuesta a pagar mucho más de su precio original por asistir.

   El problema para Ganani se resume en el destino final de ese sobreprecio: “El hecho de que un fan pueda pagar hasta 30 veces más el precio de la entrada, no es en sí mismo negativo; lo negativo es que todo ese dinero de más va a parar en manos del revendedor y el canal de venta secundario, y esto no es justo para el promotor”.

   Para él se puede reducir el efecto del mercado secundario ofreciendo una alternativa para comprar entradas a precios dinámicos personalizados, al tiempo que se garantiza la validez de las entradas vendidas. “Si se da a la gente la opción de elegir lo que quiere pagar por sus entradas desde el canal de venta oficial, se compaginan oferta y demanda, ganado el promotor y ganando el fan, quién tendrá la absoluta seguridad sobre la entrada; algo que los canales secundarios no pueden garantizar”, concluye.

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