MADRID, 7 Mar. (CHANCE) -
Esta semana continuamos en CHANCE con los trucos de Nano López para la educación y la comprensión de los hijos. El tema de hoy es el futuro que deseamos y queremos para nuestros hijos.
Todas las personas podemos diseñar el futuro siempre y cuando tengamos claro lo que queremos. El problema es reconocerlo. Desde que el mundo es mundo nos dedicamos a soñar. Cuando somos pequeños soñamos con lo que queremos ser de mayores y cuando somos mayores probablemente soñamos con lo que no hemos podido alcanzar. ¿Pero qué quieren ser los niños de mayores cuando son pequeños? Sueñan con ideas idílicas de las que reciben información diaria pero que probablemente no serán las que se hagan realidad en el futuro. Por ejemplo prácticamente todos los niños quieren ser futbolistas y probablemente muy pocos lo hagan realidad.
En la adolescencia, sin estar formado aún, tienes que elegir tu futuro, qué carrera vas a estudiar y a qué te quieres dedicar. Si aún no sabemos cuáles son nuestras fortalezas, no podemos identificar qué es lo más adecuado para nosotros.
La visión es una fórmula que engloba el sumatorio del sueño, la acción y el compromiso. Descubrir dónde estamos y dónde queremos ir a través de la visión, hará que nuestros sueños se hagan realidad. Las características y valores de una profesión son también determinantes a la hora de elegirla.
Si quieres ser bombero, tienes que ver si estás capacitado para serlo. Si soy aprensivo, ¿para qué voy a estudiar enfermería? Si no tenemos conciencia de las cualidades que tenemos y de las fortalezas una mala elección puede llevar a la frustración.
Conocer los límites también es importante. Hay que tomar conciencia de ello, por ejemplo, utilizando el coaching como herramienta. (Si una niña de 1,50 quiere ser modelo tiene que asumir que no puede serlo).
Los padres ayudan a los hijos en su decisión y a tomar conciencia pero a veces los padres también se equivocan introduciendo ideas e induciendo a sus hijos a elegir profesiones y a tener aspiraciones que son más de los propios padres que de los hijos y obligándoles a hacer algo porque deben y no porque quieren.
Dándoles la oportunidad de que descubran por sí mismos quiénes son, dónde están y dónde quieren ir e inculcándoles que los sueños se consiguen enfocando bien los esfuerzos, formándose para poder alcanzarlos y aplicando cada día un alto grado de motivación. Recuerda siempre si eres padre que tendrás que acompañarles en el camino porque aunque puedan elegir siempre encontrarán en el camino grandes escollos que habrá que bandear y un hombro en el que llorar y refugiarse siempre te ayudará a seguir hacia delante cuando te hayas levantado.