MADRID, 3 Feb. (CHANCE) -
Las pistas de esquí han sido durante mucho tiempo el refugio de los más exclusivos durante las temporadas de nieve. Desde la aristocracia a la jet set, incluidas las celebrities han pasado sus vacaciones invernales en Aspen, Baqueira, Andorra o la propia Sierra Nevada, donde el consumo de champagne aumenta a medida que lo hace la cuota de nieve ¿Por qué?
Alejandro Berdejo era profesor de universidad a la par que director de un hotel con más de 300 habitaciones y dirígía una consultora en la que tan pronto organizaba una fiesta a Cindy Crawford como a George Clooney, pero un día decidió cambiar de vida y se escapó a la nieve con la intención de suministrar champagne a todos los aficionados que subieran hasta Sierra Nevada y proporcionar a cualquier visitante el lujo y sofisticación que años atrás solo disponían las clases más altas. Berdejo regenta dos de los locales más exclusivos y de moda de la Sierra, N'ice y Veuve Clicquot donde tan pronto te puedes tomar un copita del espumoso caldo francés como que te puedes tomar un garbancitos con langostinos o unas lentejas con morcilla y canela.
Los Sherpas del champagne es el nombre con el que Alejandro, haciendo referencia a los pobladores de las regiones montañosas de Nepal en los Himalaya, define su trabajo y nos explica el porqué cada vez es más común el champagne es las pistas de nieve.
Chance: ¿Cuánto tiempo llevas a cargo del negocio?
Alejandro Berdejo: Llevo 6 años, vine a hacer una iniciación gastronómica y decidí cambiar de vida, y arriesgar. Salí de mi zona de confort: Impartía clases en 5 universidades y era director de un hotel de 4 estrellas y 300 habitaciones y dirigía una consultora. Dormía 200 noches al año en hoteles. Y ahora soy feliz, vivo en la nieve y voy a mi trabajo esquiando.
CH:¿Dejaste todo incluido el hotel?
A.B: Dejé todo, mi hija tenía un problema de acoso escolar y decidí que mi vida no era eso y que quería cambiar de vida.
CH: ¿Champagne en las pistas de nieve?
A.B: El champagne porque en aquel momento había que dar un golpe de efecto y que en Sierra Nevada había cabida para más público y que hay clientes para todo. Desde entonces todo el mundo ha mejorado, es un efecto de la dinamización si tú te mueves y los demás ven que te funciona bien, pues te copia y se ponen en marcha. Y no solo nos va bien a vosotros sino al resto que decidió apostar por esto. Descubrimos que aquí había materia y que éramos felices.
CH:¿Qué se decía de Sierra Nevada?
A.B: Se decía que era un sitio de menor nivel, se hablaba del snowboard y de los pantalones cagados, y nosotros sabíamos que no era así. Sabíamos que los clientes eran muy buenos y que hay gente que no tiene que venir hay gente que casi está, estamos cerca de Marbella y la Costa de el Sol... y la gente ve un lujo en el champagne, pero se puede beber champagne sin tener que tener la nariz pegada a la frente, sin ser muy estirados. Y nosotros hemos convertido esto en natural y hemos hecho que estas cosas se vean naturales a precios naturales y que la gente venga a pasárselo bien. Esta claro que Sierra Nevada es un referente y la vida está ligada a la nieve y al sol.
CH: Hay champagnes para todos los platos...
A.B: Si, desde Lasaña con espinacas, pasando por hamburguesas y garbanzos con langostinos o lentejas con foie. Lo que queríamos era acercar el champagne a las cosas naturales desde la confort food hasta las hamburguesas. Hay gente que toma fresas con champagne y no ligan tanto...
CH:¿Has roto estereotipos?
A.B: Para los competidores éramos como los anarcas del champagne. Llegamos nosotros que hacíamos cosas diferentes con champagne y que nos divertíamos haciéndolo. Venía el Príncipe Felipe, y demás gente y venían a disfrutar, porque nosotros no maridamos el champagne con los platos, lo maridamos con una sonrisa... Vendemos N'ice (juega con el nombre de su otro restaurante) y otro rollo...
CH: ¿Habéis apartado otro público?
A.B: Lo que queríamos es que la gente se acercara al champagne, no apartar a ningún núcleo y venderlo a precio de costo, pero sobre todo queríamos que la gente se divierta. Queríamos vender calidad junto con calidez, era un época de crisis y queríamos que la gente sonriera.
CH: Te decides abrirlo en la época de mayor crisis, abrir un snow de lujo.
A.B: Es cierto, pero queríamos que fuera para todo el mundo, champagne en la nieve accesible para todos, que la gente se acercara si tu no querías champagne te podías tomar una cerveza, empezamos a vender vida, que es lo que yo necesitaba y creía que los demás lo necesitaban que es dejar de existir y vivir.
CH: ¿Por qué en la parte de abajo y no en la plaza? ¿La ubicación es bastante peculiar no?
A.B: Al principio yo no venía a hacerme cargo de un negocio, yo venía a dinamizar, hacíamos cosas cerradas sin pisar a nadie. Y ofrecían sitios para la dinamización y al final me los quedé, si llego a saber que me los iba a quedar, hubiera elegido mejor. Ahora no puedo ser más feliz... Dejé todo y me vine aquí, me dedico al sector turístico y a los hoteles y ahora queremos hacer una dinamización sin costo, en Sierra Nevada, creemos que hay un producto espectacular. Sol, buen rollo y la playa a unos minutos. Tenemos pros y contras.
CH: ¿Cuántas botellas vendéis?
A.B: Días normales 35 y 60 y hemos llegado incluso a más de 150. Nos dedicamos a la viuda, yo digo siempre que 'el pésame a la viuda hay que dárselo siempre'.
CH: Y, ¿cuando os quedáis sin champagne?...
A.B: Nosotros somos los sherpas, cogemos la mochila y los esquís, nos echamos las botellas a la mochila subimos hasta el lugar y nos bajamos esquiando, y ese es nuestro día a día, esquiamos para beber champagne.
CH: ¿Cada día hacéis el viaje?
A.B: Nosotros llegamos a tener dos o tres personas todos los días dedicadas a portear champagne o puerros, porque todo lo hacemos natural, el fondo del arroz o de los langostinos y los langostinos van primero esquiando (bromea). En el currículum lo primero que pedimos es esquiar. Somos los sherpas del champagne.