Los turistas que acuden a Cancún suelen tener un objetivo claro y sencillo: descansar. Las playas son el epicentro de la actividad - o falta de ella - de los que arriban en Cancún. Tumbarse a tomar el sol en una hamaca, darse un baño para refrescarse y tomarse una margarita en el chiringuito son propuestas que no necesitan mayor explicación. Además, y para que no se estrese nadie, Cancún ha aderezado su oferta recientemente con la inclusión de multiplicidad de spas y centros de belleza.
Para los que prefieran unas vacaciones un poco más activas, en Cancún se están desarrollando diversas actividades deportivas. El buceo submarino - o esnórquel, como lo llaman allí - es una de ellas, que da la oportunidad al practicante profano de descubrir con guías expertos los arrecifes de coral y las especies marinas que pueblan estas aguas templadas. El sky-surf o el wind-surf también son opciones para los más deportistas.
La construcción de campos de golf no cesa en todo el Caribe mexicano. Las calles se extienden entre la selva o frente al mar, pero siempre bajo un sol de justicia que poco tiene que ver con los comienzos escoceses de este deporte. La celebración de congresos en Cancún es una industria creciente, y sin duda se favorece de la proliferación de campos de golf y tenis para el recreo de los asistentes.
La variedad gatronómica no escasea en Cancún. En Cancún se pueden encontrar muchos restaurantes temáticos: americanos, criollos, cajunes, a precios más o menos asequibles, como Outback Steakhouse y Pat O'Brien, y restaurantes menos lúdicos y con más ambiciones culinarias, como Fantino. En cuanto a ocio nocturno, además de las típicas discotecas, hay una serie de shows para toda la familia, como "Asalto Pirata" o el "Caribbean Carnaval", hechos a la manera de los parques temáticos.
Para compensar la lujosa artificiosidad de la ciudad de Cancún, se pueden visitar una serie de islitas cercanas conservadas en un estado de estudiada virginidad. Una de ellas en la isla Holbox, ubicada dentro de la reserva portegida de Yum Balama, que además de ser un pequeño paraíso natural, cuenta con pequeños hoteles y pintorescos restaurantes. Un caso similar es el de la Isla Contoy, parte del Parque Natural del mismo nombre, donde se organizan deportes acuáticos.
Y por supuesto, para el que quiera ver algo verdaderamente diferente, a unas pocas horas de Cancún se encuentran ruinas arqueológicas de inconmensurable importancia, como las pirámides de Chichen Itzá o los restos de Tulum. Estos complejos religiosos mayas con la muestra más avanzada de la civilización americana precolombina. Son una gran opción para pasar romper la monotonía de la playa y pasar un día a la sombra de estas antiquísimas pirámides.