MADRID 24 Feb. (EUROPA PRESS) -
La contaminación del aire desencadena aproximadamente el mismo número de ataques cardiacos como otros factores de riesgo individual como el esfuerzo físico excesivo, el alcohol o el café, según un estudio de la Universidad de Hasselt en Biepenbeek y la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica que se publica en la la revista 'The Lancet'.
El estudio señala que la ira, las emociones positivas, la actividad sexual, el consumo de cocaína o marihuana y las infecciones respiratorias pueden también desencadenar ataques cardiacos en diferente medida.
Los autores combinaron datos de 36 estudios separados con participantes con una edad media que iba de los 44 años en el consumo de cocaína y marihuana hasta los 72 años de los estudios sobre infección respiratoria. Los autores calcularon que el riesgo relativo que poseía cada desencadenante, y la fracción atribuible a la población (FAP), proyectando la proporción de ataques cardiacos totales estimados que han sido causados por tal factor.
La contaminación del aire aumentaba el riesgo de ataque cardiaco en un 5 por ciento, mientras que la cocaína lo aumentaba en 23 veces. El café incrementaba el riesgo en 1,5 veces y el alcohol en tres veces. Sin embargo, dado que la población completa está expuesta a la polución del aire y sólo una fracción muy pequeña (un 0,02 por ciento) está expuesta a la cocaína, la polución del aire desencadena muchos más ataques cardiacos que la cocaína.
En la población, los desencadenantes de ataque cardiaco eran, de mayor a menor en importancia, la exposición al tráfico (7,4 por ciento) seguida del ejercicio excesivo (6,2 por ciento), el alcohol (5 por ciento), el café (5 por ciento), la polución del aire (4,8 por ciento) definida por el aumento de partículas pesadas en el aire, las emociones negativas (3,9 por ciento), la ira (3,1 por ciento), las comidas pesadas (2,7 por ciento), las emociones positivas (2,4 por ciento), la actividad sexual (2,2 por ciento), el consumo de cocaína (0,9 por ciento), fumar marihuana (0,8 por ciento) y las infecciones respiratorias (0,6 por ciento).
Los autores señalan que de los desencadenantes de ataque cardiaco estudiados, la cocaína es el más propenso a desencadenar un episodio en un individuo pero el tráfico tiene el efecto mayor sobre la población dado que las personas están expuestas a este desencadenante y la fracción atribuible a la población (FAP) proporciona una medida de cuánta enfermedad se evitaría si se eliminara el riesgo.
Aunque el tabaquismo pasivo no se incluyó en el estudio, los autores indican que las mecánicas de sus efectos son posiblemente similares a las del aire contaminado del exterior de hogares y centros de trabajo u ocio y que existen evidencias de que las prohibiciones de fumar en lugares públicos han reducido las tasas de ataque cardiaco en un 17 por ciento.
Los autores indican que se necesitarían importantes disminuciones de la contaminación del aire en la mayoría de ciudades para cumplir con los estándares de la Organización Mundial de la Salud para proteger la salud pública. Los investigadores concluyen finalmente que su trabajo muestra que incluso los pequeños riesgos existentes podrían tener una considerable relevancia para la salud pública, por lo que mejorar el aire que se respira es un importante objetivo para reducir la incidencia de esta enfermedad en la población general.