¿Cómo convertirse en el perfecto compañero de viaje de tu hijo? (XIII)

Actualizado: sábado, 31 octubre 2015 13:25

   MADRID, 29 Ago. (CHANCE) -

   Coincidiendo con el final del verano y la vuelta a la rutina, os traemos un nuevo artículo de Nano López, el coach para organizaciones y adolescentes.

   En este artículo descubrirás las herramientas para convertirte en el perfecto compañero de viaje de tu hijo, conociendo sus necesidades y respetando sus tiempos para ayudarle a formarse como ser humano.

   Una de las experiencias más gratificantes en la vida es la de adquirir conocimientos para satisfacer el ansia de descubrir que tenemos las personas. Siempre se ha dicho que con el paso de los años empezamos a darnos cuenta de las cosas que hemos dejado atrás. Dicen que hay 3 etapas en la vida:

   La primera cuando eres joven, tienes todo el tiempo por delante y la energía, sin embargo no tienes dinero. Cuando eres adulto tienes el dinero y la energía, pero no tienes el tiempo. Y en la última etapa, la llamada tercera edad, tienes el dinero y el tiempo pero no la energía. La moraleja de este saber popular, es que debemos de disfrutar el momento ya que será muy difícil tenerlo todo al mismo tiempo. Sin embargo algo que se nos olvida es que en el futuro, cuando seamos adultos, seremos un reflejo de todas las experiencias vividas. En este siglo XXI, los avances tecnológicos han invadido nuestro día a día. La velocidad a la que podemos adquirir información es impresionante. Sin embargo, ¿están nuestros hijos preparados para organizar toda esta información? Esto es como un viaje a lo largo del tiempo. Un viaje que nunca termina pero que debemos de hacer. Cuando planificamos un viaje nos encargamos de preparar las cosas que consideramos imprescindibles. Si vamos a la playa es indispensable meter en la maleta el bañador y si nos vamos a una estación de esquí es necesario ir bien abrigados. Esto mismo debemos aprender a hacer con el viaje de nuestra vida.

   Sin embargo, ¿qué ocurre cuando nos ponemos a dudar? "Y si llueve, ¿me llevo un paraguas?" "Y si tengo demasiado calor, ¿me llevo un ventilador?". En fin, nuestra maleta sería interminable. Desde que nacemos hay cierta información, sobre todo emocional, que nuestro cerebro tiene insertada y que debemos saber recolocar en nuestra mente. Aprendemos a que si tocamos el fuego nos quemamos y nos duele y que si hay algo que nos hace gracia sonreímos. Esto forma parte de las emociones que sin querer van a dominar nuestras vidas.

   No obstante, es importante conocer hacia donde queremos dirigir nuestro viaje y para ello debemos de prepararnos desde el principio. Nos preocupamos de darles a nuestros hijos todo lo que creemos nosotros que necesitan, aparentemente puede parecer una tarea fácil, sin embargo es ahí donde tenemos que poner el foco principal.

    Nuestros hijos no sólo heredan cualidades físicas. También heredan nuestros miedos, nuestras creencias. Ellos comienzan a aprender por imitación, pero no solamente aprenden de nosotros, la sociedad, los agentes externos no debemos de olvidarlos.

¿NO SERÍA MÁS BENEFICIOSO PARA ELLOS QUE APRENDIERAN A DESCUBRIR QUÉ ES LO QUE PUEDE SER MAS POTENCIADOR EN SU VIDA?

   Nos preocupamos cuando los problemas llegan y muchas veces es demasiado tarde. Problemas de bullying, anorexia, violencia de género, homofobia, drogas, sexo, etc. Problemas que están ahí y a los que nuestros hijos están expuestos. Lo mejor para prevenir esto es poner leña antes de que el fuego arda. Para ello el coaching puede ser una salida bastante importante ya que desde ahí, nuestros hijos pueden aprender a tomar conciencia del viaje que van a tener que hacer. Pueden adquirir esas herramientas que pueden aportar, más si se puede, al trabajo hecho por padres y educadores. El descubrir y estudiar los problemas antes de que ocurran, el poder aprender a tener varias salidas para ellos puede ser una de las bazas que hace años no disponíamos y hoy en día tenemos al alcance de nuestras manos. Hagamos la maleta de nuestro viaje con lo necesario para que sea lo más maravilloso posible. En el viaje de la vida solo se viaja una vez.