Es una de las joyas de las Islas Canarias, de 98 kilómetros de largo y 30 de ancho. La isla más cercana a la costa africana, segunda isla canaria en tamaño, disfruta de 3.000 horas de sol al año. Se encuentra en la misma latitud que México y Florida, y goza de más de 150 playas de fina arena. Lugar imprescindible para los amantes de los deportes acuáticos, que también deja espacio para la cultura en el Museo de Betancuria, de Arqueología y Etnografía, o el pueblecito de Tefía.
Fuerteventura, como el resto de las Islas Canarias, estaba habitada por pueblos paganos sobre los que aún se discute que nombre darles. Los canarios llaman a sus ancestros "guanches", nombre que proviene de una tribu de Tenerif, y el término "majorero" se usa como gentilicio de los habitantes de Fuerteventura. Este viene de una antigua palabra, "majos", que hace referencia al tipo de calzado de piel de cabra que vestían los nativos de la isla. Estos pueblos llegaron del norte de África, lo que explica la similitud del nombre de algunos lugares con la lengua utilizada por los beréberes norteafricanos.
La isla fue invadida en 1402 por el francés Jean de Bethencourt. Éste se alió con el rey de Castilla, y acumuló terrenos en Sevilla y Castilla. Así se fraguó la herencia española en la isla, aunque la influencia francesa quedó en el nombre de algunas zonas como La Oliva y Betancuria, capital fundada por el mismísimo Jean de Bethencourt. Se dice que el nombre de la isla, Fuerteventura, proviene de una exclamación que hizo Bethencourt al llegar a la isla: " Que forte aventure".
La conquista total llegó en 1405, cuando Ayoze y Guize fueron se rindieron y aceptaron el bautismo. La población nativa fue asimilada o vendida como esclava. Se creó una nueva capital, Betancuria, situada en una región fértil del interior y alejada de los ataques de los piratas de la costa .Y con la llegada de los masones franceses se construyó la primera iglesia, Santa María de Betancuria.
Bethencourt volvió a Normandía, pasando la isla a manos de su sobrino. Por herencia pasó la isla de gobernador a gobernador, y fue heredada por la familia Herrera-Perazas, que gobernó durante tres siglos.
Fuerteventura pasó unos años duros en los que portugueses y africanos del norte intentaron apoderarse de ella. Portugal se interesó por Lanzarote y Fuerteventura, y en 1460 organizó una expedición para invadirlas. Fracasó, pero se hizo con un buen botín de esclavos, camellos y provisiones. En 1593 un desolador ataque de los africanos del norte arrasó la isla; la iglesia de Betancuria se quemó, las villas fueron saqueadas, y muchos habitantes confinados a los calabozos de Fez.
Pero Fuerteventura quedó en manos españolas, y en el siglo XVIII se crearon seis nuevas parroquias. En 1708 la isla pasó a ser controlada por militares, que tomaron La Oliva como residencia, convirtiéndose en capital civil y militar de la isla. La Casa de los Coroneles, residencia de los coroneles que gobernaban Fuerteventura, aún se conserva como testimonio de su pasado esplendor. La ciudad de Antigua fue capital durante un corto periodo de tiempo desde 1808, dando cobijo a los opositores al sistema feudal de los coroneles. La isla quedó dividida entre los que apoyaban a los coroneles en el norte y los que se oponían a su sistema feudal en el sur, surgieron multitud de conflictos. Finalmente en 1835 el sistema feudal fue abolido y cada parroquia se convirtió en distrito administrativo. En 1820 el ahora Puerto del Rosario fue declarado puerto principal de la isla y en 1835 capital de la misma.
En el siglo XX Fuerteventura acogió al escritor Miguel de Unamuno, exiliado en la isla en 1924 por escribir un artículo en el que criticaba al Rey Alfonso XIII. Dejó huella en la isla, y una estatua en la Montaña Quemada ( situada en la carretera a Tetir) y su casa abierta al público en Puerto del Rosario nos recuerdan su paso por la isla. Durante el primer cuarto del siglo XX el sur de Fuerteventura se mantuvo despoblado, y en 1930 fue presentada al ingeniero alemán Gustav Winter. Circulan abundantes rumores sobre esto, se dice que allí había desde una base secreta para los submarinos alemanes hasta pistas de aterrizaje para contactar con Sudamérica. Winter construyó una fortaleza en el acantilado de Cofete, sólo accesible por una difícil pista de varios kilómetros.
Pero no fue hasta 1965 que Fuerteventura comenzó a ser considerada como lo es actualmente, un paraíso turístico rebosante de sol y playas; cuando se construyó el primer hotel en Jandia, seguido del aeropuerto del Matorral. A partir de aquí la historia ya es conocida por todos, el turismo pasó a ser la principal fuente de riqueza de la isla y los turistas a disfrutar de sol y algunas de las mejores playas de Europa.
Monumentos Tindaya. Pueblecito situado a 401 metros de altitud en el Monte Tindaya, lugar sagrado para los antiguos habitantes de Fuerteventura, desde donde podremos observar el Teide los días claros y pequeñas cavernas construidas en el lugar.
La Casa de los Coroneles. Situada en La Oliva, donde se encuentra la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, fue centro de la vida política de Fuerteventura durante el siglo XVIII. Era la residencia de los coroneles que gobernaban la isla.
La Casa del Capellán. Situada en las afueras de La Oliva se encuentra este pequeño edificio donde vivió el sacerdote local. Destaca su puerta de pierda y las ventanas decoradas con motivos florales.
Iglesia de Nuestra Señora de Santa María de Betancuria. Construida a principios del siglo XV en estilo gótico-normando, sufrió un incendio y fue reconstruida a lo largo del siglo XVII. Conserva parte de la antigua edificación en la torre del campanario y parte de las columnas. Destaquemos en el exterior su fachada principal de piedra y la torre construida por Pedro de Párraga en 1691.
Iglesia Virgen del Rosario. Situada en el centro de Puerto del Rosario, capital de Fuerteventura desde 1860, no estuvo terminada hasta 1956.
Casa de Miguel de Unamuno. En Puerto del Rosario, casa donde estuvo exiliado Unamuno, convertida ahora en museo.
Playas Fuerteventura cuenta con las mejores playas del archipiélago canario, aunque la arena blanca de sus playas no procede, sin embargo, del Sahara. La isla suele ser muy ventosa, pero también guarda ensenadas y playas abrigadas en la costa este.
El Norte Corralejo. En el centro del pueblo de Corralejo, se encuentran varias playas de arena de color blanco y dorado, pero es al sur donde se encuentran las mejores junto al espectacular Parque de las Dunas de Corralejo.
El Sur Playas de Jandia
Entre Costa Calma y Morro Jable, se encuentran también excelentes playas de arena blanca y aguas poco profundas de color turquesa. Las playas de Costa Calma y Morro Jable son muy agradables, aunque merece la pena explorar las hermosas calas que se encuentran fuera de la zona turística.
En la costa (occidental) de barlovento de la Península de Jandía, hay una extensión de 14 kilómetros de arena.
Guía práctica
Gran Hotel Atlantis Bahía Real: el mejor hotel de la isla
Dirección: Avenida Grandes Playas s/n Corralejo, Fuerteventura. www.atlantisbahiareal.com
Como llegar: Está a 30 km del aeropuerto y muy próximo a los pueblos de Corralejo (1,5 km) y la Oliva (16 km). El hotel se ubica en uno de los enclaves más hermosos de la isla junto al Parque Natural de las Dunas de Corralejo: 1250 hectáreas de finísima arena blanca en continuo movimeinto formando dunas de hasta 50 metros de altura que se extienden hasta las aguas turquesas del Atlántico.
Para comer: El hotel cuenta con 5 restaurantes para disfrutar de la cocina del más alto nivel. Destacan "La Cúpula de Carles Gaig", dirigido por el reconocido restaurador; "Yamatori", especializado en gastronomía japonesa; Il Giardinetto", de alta cocina italiana actualizada.